Voces tibias para el invierno [YoonMin]

09: Chokollis.

—¿Señor Yoongi?

—Hola pequeño, ¿Cómo estás?

Yoongi miró detrás suyo, bien, no había nadie, había logrado escabullirse durante su descanso. La línea se quedó unos momentos en silencio, suficiente para preocupar a Yoongi.

—¿Pequeño? ¿Qué sucede?

De pronto, el llanto de Kyujun se escuchó levemente—¡P-pensé...! ¡P-pensé que ya no éramos amigos!

Suspirando profundamente, Yoongi se recargó en la pared. Había estado tan ocupado tratando de manipular a Jungkook para obtener la dirección de Jimin, que no había hablado con KyuJun por varios días.

—Lo siento pequeño, hyung realmente ha sido malo, ¿Verdad?

—Si...—Jun sorbió su nariz, y se escuchó algo de movimiento.

—¿Qué estás haciendo, pequeño?

—Comiendo chocobinks, mamá los compró para mí antes de irse, siempre lo hace, Junnie se siente feliz de que existan chocobinks tan cerca de casa.

Al instante, Yoongi se levantó del banquillo en el que se había sentado, tan rápido como resorte.

—¿Chocobinks? —Preguntó Yoongi, sólo había una sola cafetería en toda la ciudad que vendía Chocobinks, una extraña mezcla de helado con trozos de menta, galleta, bombones y chocolate blanco—Mamá y tú... ¿Compran chocobinks? ¿Siempre?

—¡Si! Frente a casa hay un lugar, ¡Huele muy rico siempre! Ahí trabajaba el tío Taehyung.

Rápidamente Yoongi ahogo un grito de emoción, enfrente de la cafetería Chokollis, se encontraba el edificio de Namiseon, ¡Ahí debía vivir Jimin!

—Lo siento pequeño, pero hyung tiene que irse, ¿Te hablo después?

—¡Claro, señor Yoongi! ¡No lo vaya a olvidar! O Junnie ya no contestara sus llamadas.

Con una risa, Yoongi asintió, aunque el otro no pudiera verlo—Claro, pequeño.