Criminal

Dígalo con mimica

─Harry, ¿eso era un Lamborghini? ─le recibió la voz de Remus apenas terminó de cerrar la puerta.

Se giró a mirar al hombre, ese día la pareja de su padrino lucía bastante bien. El encantador profesor de inglés antiguo sufría de diabetes autoinmune y desde su juventud tenía que recibir inyecciones. Muchas veces se sentía demasiado fatigado y sombras negras aparecían debajo de sus ojos, era bueno verlo tan bien.

─Eh... sí ─contestó sin saber muy bien qué decir al respecto.

─¿El bebé mimado Malfoy recibió un chiche nuevo? ─la voz de Sirius vino desde la sala de estar y un ladrido indicó que no sólo Hocicos estaba con él, sino que también compartía su antipatía por Draco.

─Uh... no ─sintió la mirada penetrante de los ojos miel de Remus intentando pedir una aclaración, pero él estaba muy ocupado dejando las llaves y yendo a saludar al enorme perro negro, o eso pretendía.

─¿No? ¿Eso quiere decir que finalmente dejaste a ese zoquete de Malfoy? ─Sirius se paró sobre el sillón haciendo un baile raro de festejo y no paró hasta que Remus le dio un saque en los cabellos negros y largos, señalándole el rostro que Harry puso al escuchar esas palabras.

─Harry, ¿pasó algo con Draco? ─la voz dulce del diabético hizo que dejara escapar un quejido y saltara a los brazos de sus padrinos mientras Sirius murmuraba las múltiples maneras en que mataría al pequeño 'cabeza oxigenada'.

Las manos de la pareja hicieron círculos calmantes en la cabeza y espalda de su 'pequeño' y pronto terminaron los tres en el sillón, esperando que el ojiverde pudiera reunir las fuerzas para explicarle. Cuando estaba tomando aire, el teléfono comenzó a sonar y a pesar de que Sirius estaba más que tentado a no atender, Remus hizo su camino hasta la cocina tomando el inalámbrico.

─¿Alo? Oh, hola Ron... sí, Harry está... ─en ese momento vio los movimientos frenéticos del ojiverde que le decía "¡no! ¡no!" silenciosamente─ en la ducha ─agregó prontamente sabiendo que así no le podría atender─. ¿Mañana? Mnh, espera que le preguntaré.

Sus padrinos estaban muy extrañados, Harry siempre atendía a Ron y Hermione sin importar que estuviera haciendo, por lo cual esa acción era bastante sospechosa. El ojimiel cubrió cuidadosamente y el auricular y le dijo que Ron quería saber si podía cubrirle la guardia de mañana. El más joven negó con la cabeza, desde el vamos no tenía ninguna gana de hacerle ningún favor al desgraciado y segundo había prometido, a regañadientes, acompañar a Riddle, no podía saltar a su palabra.

─¿Ron? Lo lamento, pero Harry dice que no puede ya que mañana tiene planes. Sí, lo lamento. Gracias, saludos a Molly ─cortó y Harry soltó un suspiró, no quería hablar con el pelirrojo, no quería tener que pretender que todo estaba bien. No sabía cómo actuar, y lo más ridículo de todo es que quería pedirle consejo a Riddle cuando llevaba sólo un día de conocer al tipo.

─Harry... ─Sirius llamó con suavidad y éste miró a los irises grises de su padrino, no quería revivir todo el momento por tercera vez, pero tendría que acostumbrarse y dejar en pasado el mal momento. El problema era que estaba demasiado fresco aún.

─Vi a Draco con Ron ─explicó con expresión velada. Cómicamente Sirius se quedó esperando una mayor explicación, nunca había sido un hombre para las sutilezas y si Remus no hubiera estado tan preocupado abrazando a Harry para reconfortarlo, habría puesto los ojos en blanco. Rápidamente le hizo un gesto a su amante para explicarle en qué clase de situación los había visto y el Black comenzó a despotricar sobre la muerte de ambos, rubio y pelirrojo.

Harry, a pesar de la desolación que sentía después de tal doloroso engaño, sintió una leve sonrisa aparecer en su rostro. Estaba en casa con gente que lo amaba, después de todo no estaba tan mal. Como siempre además de sutileza, a Sirius le faltaba tacto, y por ello fue él el que soltó: