𝓞𝓽𝓻𝓸

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Descubrí un lugar no tan horrible cerca de una salida por la Interestatal 35, no quería arriesgarme a gastar mi dinero en una habitación en un motel de paso, tenía mi coche, era una basura pero al menos el asiento trasero servía para dormir un poco

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Descubrí un lugar no tan horrible cerca de una salida por la Interestatal 35, no quería arriesgarme a gastar mi dinero en una habitación en un motel de paso, tenía mi coche, era una basura pero al menos el asiento trasero servía para dormir un poco. 

Le dejé un mensaje de voz a Tom en su teléfono, diciéndole que era un completo cabrón de mierda y esperaba no verlo nunca más. Deseaba que se pudriera en el infierno. Llegué por la noche de ese día a casa de Lalo, le compre lo suficiente para soportar al menos 3 días sin morir en el intento. 

Dentro de mi coche un poco colocada con pastillas comencé a plantearme que haría, digamos que estaba literalmente en la calle. Tenía que buscar algún trabajo, pero quien querría a una chica de aspecto deplorable que consumía ácido, NADIE. Realmente estaba hundida, regresé al día siguiente con Lalo.

—Tienes que ayudarme —Le dije en cuanto abrió la puerta, me dejó pasar. Los tipos de siempre me saludaron, los salude de regreso. 

—¿Qué necesitas?— -Comencé a decirle lo que Tom me había hecho, se encabronó con él, comenzó a decir que era un puto bastardo y le di la razón. 

—Necesito un empleo, no tienes aquí una vacante, puedo ser la administradora o lo que sea —Lo mire a los ojos, hizo una mueca, se giro a ver a los chicos de ahí y regreso a verme. 

Al cabo de dos semanas y gracias a Lalo, había comenzado a ayudarlo en la organización de su mercancía, no era mucho trabajo y lo que me pagaba era al menos más de lo que ganaba trabajado en la tienda de discos o en el restaurante de comida mexicana. Regresé a mi antiguo piso, con la misma tarifa de renta mensual afortunadamente, aunque la mayoría del tiempo me la pasaba en casa de Lalo.

Su nuevo distribuidor se llamaba Shawn, era un chico rubio pero era en definitiva un adicto a la metanfetamina, tenía poco trabajando con nosotros cuando comenzó a interesarse por mi, todo pasó tan rápido. Una noche saliendo de casa de Lalo me lo encontré apoyado en mi auto, le pregunte que que hacía, me dijo que le había parecido muy linda y quería conocerme. Recordé la manera en la que conocí a Tom, era más o menos similar, cerca de nuestros autos. 

Esa noche cometí una estupidez, esa noche fuimos a mi piso a meternos alguna mierda en la sangre, yo me metí heroína y el también, ambos caímos muy ácidos en mi cama, tres horas después que se nos pasó el efecto, ordenamos comida, concretamente una pizza, Shawn era muy lindo a pesar de que parecía un puto maníaco por sus ojos claros necesitados de pincharse el brazo. Sinceramente, cualquiera que lo viera sabría inmediatamente que el chico era un adicto. 

Nos metimos metanfetamina inhalada, me caló increíble, se sentía como mis sentidos se multiplicaban al cien, sentía que podía volar incluso, sentía que en cualquier momento podría despegar mis pies del suelo y flotar sin ningún problema, sentía miles de cosas. Esa noche Shawn y yo tuvimos sexo, sentía todo demasiado fuerte en mi, mis manos sentían los materiales de las cosas que tocaba de una manera increíble, me gustaba. Y Shawn hizo buen trabajo. 

Desperté por la mañana, Shawn dormía a mi lado roncando como un camión viejo, la cabeza me zumbaba, me levante por un vaso de agua y después entré al baño a hacer pipi. Salí y seguía donde mismo. Constantemente recordaba al cabrón de Tom, y ahora que me he metido con otro humano jodido, comenzaba a preguntarme que estaría haciendo Tom, lo más seguro es que estuviera follándose a otras chicas todas las noches y metiéndose mierda como siempre. 

Todos los días por al rededor de las diez de la mañana llegaba a casa de Lalo para revisar la nueva mercancía, dársela a Shawn y que saliera a hacer lo suyo. Ese día Lalo me miró mal por llegar con Shawn y ver como el muy jodido me apretaba el trasero y me daba un beso en la mejilla al despedirse. Sinceramente, comenzaba a arrepentirme de haberme metido con el. 

—¿Vas a salir con esa mierda? —Preguntó Lalo, me reí, por que si, el chico era una mierda, pero al menos me sirvió de consuelo un rato, no me sentí tan sola. 

—¿Algún problema? —Me dio una mirada reprobatoria. Me dijo que me cuidara. Lo mismo me dijo de Tom, pero no ve que soy una persona muy estúpida y no veo el peligro hasta que lo tengo enfrente. 

Al terminar el día, le he comprado de la heroína que casi me mata cuando estaba embarazada, no había superado nada ni de broma, de hecho, seguía con mis llantos nocturnos a mitad de la noche y deseando morir pronto. No sabía nada de lo que vendría. 

𝑻𝑶𝑿𝑰𝑪 - 𝑻𝑶𝑴 𝑯𝑶𝑳𝑳𝑨𝑵𝑫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora