Capítulo 3.

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Finalmente había llegado la tarde en aquel lunes algo caluroso, por lo que, después de una jornada de estudio en la universidad, Gohan iba solo de regreso al apartamento; Airi llegaría después ya que aún le quedaba una clase más

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Finalmente había llegado la tarde en aquel lunes algo caluroso, por lo que, después de una jornada de estudio en la universidad, Gohan iba solo de regreso al apartamento; Airi llegaría después ya que aún le quedaba una clase más.
Un poco agotado, abrió la puerta y se quitó los zapatos para colocarlos en el mueble correspondiente, mientras se desabrochaba los primeros botones de su camisa blanca, sintiéndose más libre. Depositó su mochila en el sofá casi por inercia ya que estaba más centrado en sus pensamientos; le tocaba hacer la cena, por lo que su mente decidía qué preparar. Después de darle un poco de vueltas, se decantó por hacer curry y calentar lo que había sobrado de comida el día anterior, ya que le era más rápido y sencillo.

Sin más pérdida de tiempo, se encaminó hacia la cocina, con la intención de buscar algo ligero para comer mientras preparaba el platillo fuerte (total, faltaba alrededor de una hora para que su novia llegase). Estaba tan ensimismado en su mundo que no se percató que había otra presencia en la casa, o, al menos, no hasta que lo vio sentado frente a su plato de comida. ¡Manchas, por supuesto! Se dio un golpe interno por haberlo olvidado algo tan importante.

Manchas maulló y se acercó a su persona, contoneándose y ronroneando, haciendo tensar a Gohan. ¿Qué debía hacer en esa situación? ¿Se acercaba y lo acariciaba? ¿Lo saludaba? En esos momentos se lamentaba por no haber buscado guías sobre cuidados de una mascota.
Cuando vio que Manchas se alejó hacia su plato con agua —claramente inconforme porque el humano no le prestó atención y, mucho menos, le sirvió comida—, se tranquilizó y, a su vez, se sintió un pésimo amor por no saberlo atender adecuadamente. Con la idea mental de ponerse a investigar más sobre el comportamiento felino cuando acabara sus deberes, comenzó a cocer el arroz y preparar el curry.
Estaba tan ensimismado en su labor que no notó que el cuadrúpedo se aproximaba hacia él, con la intención de volver a exigir comida.

Y sucedió. Gohan, al darse la vuelta, pisó la cola de Manchas.

El felino maulló fuertemente, saltando y alejándose de inmediato, al tanto que el Son intentaba disculparse en voz alta y perseguirlo para revisarlo, con el fuerte sentimiento de culpabilidad en su sistema. Pero Manchas solo se arrinconó mientras se lamía la cola, con una clara aura de recelo rodeándole, como advirtiéndole que no se le acercara o habría consecuencias.
Fue allí que se percató que el plato de comida del minino estaba vacío, por lo que comprendió por qué Manchas había estado insistente. Y se sintió más mal. Rápidamente se acercó al traste mientras tomaba las croquetas que Airi había comprado, con la intención de buscar su perdón de esa manera.

Y volvió a suceder.

Cuando se agachó, el gato aprovechó para saltarle encima y cobrar su venganza, rasguñándolo en el rostro; más específicamente: en la mejilla derecha. De inmediato Gohan se incorporó y llevó su mano a la zona herida, notando que ese lugar comenzaba a escocer y sangrar. Vaya que Manchas tenía garras filosas.
Se giró hacia al nuevo integrante, dispuesto a reprenderlo por agredirlo de esa forma, pero en ese momento se dio cuenta que la puerta principal se abría y mostraba a una Airi agotada. Esta hizo el amago de saludar a Gohan, pero notó que algo no andaba bien en el ambiente.

—¿Qué pasó? —Preguntó mientras botaba la mochila en el sofá y se encaminaba hacia donde estaban los otros dos.

—¡Manchas me rasguñó! —Reprochó el Son despegando su mano de su mejilla, haciendo más énfasis.

—¿Pues qué le hiciste?

—¡Se vengó porque le pisé la cola! —Refunfuñó mirando con recelo al gato, quien se lamía una pata con indiferencia.

La escena era comparable a la de un niño pequeño acusando a su hermano porque este le había hecho algo malo.

—¡¿Lo pisaste?! —Cuestionó ya preocupada. Y no era para menos: Manchas aún estaba en recuperación, sin contar que tenía más que presente la fuerza descomunal que su novio poseía.

—No fue mi intención... —intentó redimir el azabache, pero la chica no pareció prestarle atención ya que de inmediato fue con el gato para revisarlo.

—¿Estás bien, Manchas? —Preguntó de manera retórica, abriendo sus brazos para cargar al susodicho, quien comenzó a ronronear y tallársele. Cuando Airi comprobó que el asunto no había sido nada grave, suspiró aliviada. Después se giró hacia su novio—. Debes fijarte más en tu alrededor, Gohan; pudiste haberlo lastimado realmente —reprendió y el mencionado solo bajó la cabeza.

—Lo siento, de verdad no lo hice a propósito —se disculpó con sinceridad, avergonzado.

El azabache hizo el amago de acercarse a la fémina y Manchas, con la intención de buscar el perdón del cuadrúpedo. Empero, su postura cambió cuando se percató que Ai volvía a hablarle al minino con aquel tono particularmente cariñoso mientras lo abrazaba, como consolándolo. La sensación molesta en su pecho volvió.

Él también había sido lastimado, mas sin embargo, estaba siendo totalmente ignorado, y todo por ese gato...

Él también había sido lastimado, mas sin embargo, estaba siendo totalmente ignorado, y todo por ese gato

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-Lindassj1

𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐜𝐞𝐥𝐨𝐬 𝐲 𝐮𝐧 𝐠𝐚𝐭𝐨 |GoнαɴхFeмαle!OC| [Drαɢoɴ Bαll]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora