Ivy es una chica rebelde, de doble personalidad.
Pareciera ser dos personas totalmente distintas: En casa es una hija ejemplar, en el instituto es la mas rebelde de todas.
Dicen que no se puede ser dos cosas a la vez, pero Ivy si que puede. ¿Quier...
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Cada pocos segundos sus manos se acercaban a su boca, trayendo consigo el cigarro que ella se estaba fumando. Echó su cabeza hacia atrás y dejó salir el humo de su boca, para luego dejar salir un largo suspiro.
Tenía la mirada perdida, su cabeza estaba hecha un desastre. La reaparición de Jonah volvió a poner su mundo de cabeza. ¿Por qué volvió? ¿Por qué la buscaba? ¿Qué es lo que quiere de ella?
Cerró los ojos unos segundos, llevándose el cigarrillo a la boca nuevamente. Recuerdos de ese último beso inundaron su cabeza, y su cuerpo se erizó totalmente. Recordó lo que sintió durante el beso, y cómo se sintió besarlo nuevamente.
Abrió los ojos de golpe, y sacudió su cabeza repetidas veces para sacar ese recuerdo de su cabeza. Necesitaba sacarlo. No podía creer que seguía loca por un tipo como Jonah, después de todo lo que le había hecho.
Un toque en su puerta la sacó de sus pensamientos, y rápidamente apagó el cigarrillo y echó un poco de perfume, para el olor.
—Pasa.
—Ya traje la cena.— Dijo Taehyung mostrándole las fundas.
Ella se puso de pie y caminó hasta la puerta. Cuando estuvo frente al chico, él la miró seriamente. —Te dije que no fumes en mi casa.— dijo con un poco de enojo.
—Si fuera hierba no hubieras dicho nada, ¿cierto?— bromeó tomando una de las fundas de su mano.
—Babosa. Sabes mejor que nadie que ya no uso esas cosas.— Contestó siguiendo la chica que recién le había pasado por el lado.
—Mhm, mhm, mhm.— Bromeó mientras destapaba la funda sobre la mesa.
—Es en serio.— Contesta imitando la acción de ella. —Eso te afecta mucho los pulmones. Y eres muy joven.
—La droga también afecta la salud, y bastante que la usaste.
Ambos se sentaron en la mesa, dispuestos a comer.
—Hablas como que tú no la usabas.— Dijo ya un poco irritado.
—Pero muy poco. Sin embargo tú-
—Déjalo, ¿si? Ya cállate. Quiero comer en paz.— Él se llevó la primera cucharada a la boca.— Y sólo me estoy preocupando por tu salud. Si te quieres seguir envenenando con eso, pues haz lo que quieras. Pero mientras sigas en mi casa, no fumes. Detesto ese olor.
Ella hizo unos gestos imitándolo, y siguió comiendo.
La madre de Ivy anda para una actividad del trabajo de su esposo, fuera de la ciudad. Por lo que su madre le pidió a ambos que por favor la chica de quedara con él unos días hasta que ellos volvieran.
—Esta noche me invitaron a una fiesta, ¿puedo ir?— Dijo casi inaudible.
—¿Una fiesta? Es miércoles. Y mañana tenemos el examen de historia.— Cuestionó posando sus codos sobre la mesa, mirándola fijamente. —¿Quién te invitó?
