Ya tú conoces lo hermoso que eres para mí. Cada vez que veo la belleza del cielo infinito, recuerdo lo cerca que estaba de nosotros la noche en que nuestros cuerpos no paraban de bailar al ritmo de una sinfonía que ni la ópera podría igualar. El cielo te envidia, porque nunca podrá ser tan hermoso como tú. Ese mismo cielo que te regala amaneceres y atardeceres preciosos todos los días sin falla alguna, siempre puntual. Ese mismo cielo que te regala lo más precioso que Maracaibo puede tener, lo más puro y único, y te lo regala sin esperar que lo veas de vuelta. Ese mismo cielo que te coquetea con colores tan vivos como el fuego de tu piel. Te desea tanto que cada vez que ve tu cabello oscuro y frío, lacio como la brisa de lluvia, y tus ojos marrones y brillantes, se enamora más de tí.
Después de la noche que el cielo te vio, besándome para que en la mañana no te arrepintieras de no haberlo hecho cuando me tenías entre tus brazos. Sintió celos, y se dio cuenta de que nunca alcanzaría tenerte, así que por eso se volvió parte de ti. Y las estrellas brillaron en tus ojos, los cráteres de la luna fueron tus minúsculos poros, las constelaciones fueron tus músculos, los amaneceres fueron tus besos, que complementaron los que ya habían sido estampados por tí en mis labios, la oscuridad de la noche fue tu cabello; los atardeceres fueron tu mirada y tú por tanto amor que me tienes, me los regalaste todos a mí.
El cielo me recuerda a tí, porque me cubre y me protege, a pesar de que me cela a más no poder. Porque desde que tu belleza se mezcló con la suya, no hay hombre más hermoso en este universo que tú.
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PARA MI MUSA
PoetryAquí, mi amor, están mis lágrimas tragadas, los besos que te dí a lápiz y el perfume que extrañas. Uno por uno.