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Capítulo 3

Abrazo mi torso y me doblo sobre mí misma pegada a un árbol, intentando que llegue más aire a mis pulmones. He corrido todo lo que me daban mis piernas hasta adentrarme en el bosque, buscando un poco de paz y huyendo de la vergüenza causada por lo que acababa de hacer.

Resbalando, me dejo caer contra el árbol y me siento en la tierra húmeda, con la cabeza entre las manos. No dejo de fustigarme mentalmente por la locura que acabo de hacer, por lo que acarrearán mis acciones impulsivas. Grito de frustración contra mis manos, pero paro de golpe cuando la tierra comienza a temblar bajo mis pies y las ramas a crujir. Tenía que controlar mi Caos.

-Explícame lo que acaba de ocurrir allí dentro.- Me demanda el brujo con su voz grave. Tiemblo, pero esta vez no porque el sonido de su voz me provoque sensaciones positivas, sino por rabia. Y vuelvo a perder la cordura.

-Mierda, pues porque llevo enamorada de ti desde los 16! Qué otra jodida cosa puede significar un beso después de nuestra conversación!? Lo siento, vale!? He intentado luchar contra esto, he intentado olvidarlo! Mierda, me avergüenzo de esto que siento! Y tengo miedo de lo que provocas en mí, pero más miedo tengo de lo que vaya a pasar a partir de ahora! Que el vínculo del destino que nos une no sea suficiente para que superes el asco que te doy después de lo que hice! LO SIENTO. Te prometo que no volverá a ocurrir! Si te quedas más tranquilo, aceptaré todos los cortejos de todo el maldito pueblo y de todos los malditos reinos!- Al ver que no decía nada, que sólo continuaba mirándome, me encendí aún más.- QUÉ MIERDA MÁS TENGO QUE HACER PARA QUE ME DEJES DE MIRAR ASÍ? Te quedarás más tranquilo si también abro mis piernas con alguno que me susurre a la oreja y me lleve a una cama o a un pajar?- Estallo contra él. Endurece su cuadrada mandíbula y gruñe un No antes de pegarme la espalda contra el árbol y tenerme contra su cuerpo sin aliento. No consigue darme tiempo a protestar, pues me besa con premura, y ahora soy yo la que no da crédito.

Una de sus manos acuna mi rostro y la otra me coge por la cintura. Sus labios se mueven contra los míos, dando y pidiendo, y el beso sabe aún mejor que el anterior. Abro mi boca y le devuelvo el beso, moviendo mis labios contra los suyos. Solo consigo preguntarme si estaré soñando antes de que crezca en intensidad y se convierta en una lucha de labios, lenguas y dientes por ver quién tiene el control, por descargar toda la rabia, las ganas y la frustración que teníamos acumuladas.

Su garganta emite gruñidos quedos, la mía gemidos y suspiros más sonoros. Cuando su boca baja a mi cuello me siento arder y enredo con fuerza mis dedos en su cabello para que no se aparte. Gruñe satisfecho y me coge por los muslos, enredando mis piernas en su cintura. Sus manos fuertes me tocan ardientes, y yo deseo que esto no pare nunca. Mis manos bajan por su cuello, su pecho, su abdomen hasta las cuerdas de su pantalón, que intentó quitarle febril.

Recupera la cordura y me deja en el suelo, cogiéndome las manos para que pare. Las lágrimas me escuecen en los ojos, fruto del rechazo. Lo escucho murmurar entre respiraciones agitadas Hmmm, mierda. Levanta mi barbilla con suavidad y hace que lo mire.