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Capítulo 6

Abrió mis piernas lo máximo que dieron de sí, arrodillándose entre ellas, y levantó mi cadera unos centímetros. Ambos temblábamos por la anticipación, pero Geralt también lo hacía por el miedo a dañarme.

Incitó la entrada pasándose arriba y abajo, llenándose de mi lubricación. Volvió a calentar aceite en sus palmas y nos lubricó a ambos antes de probar el primer centímetro. Cuando lo sentí en mi entrada me agarré a sus muñecas, resistiendo la provocación de bajarme sobre su longitud sin esperar.

Dolorosamente lento, entró en mí, centímetro a centímetro, ensanchando mis paredes. Geralt se controlaba apretando la mandíbula y soltando aire por la nariz, pero en el temblor de los brazos notaba que le costaba no dejarse llevar. No dejaba de jadear y repetir Mierda, Joder, Cómo puedes ser tan estrecha?

Cuando se deslizó los últimos centímetros en mi interior, gemí con fuerza y clavé mis uñas en sus bíceps. Él gimió con su frente escondida en mi cuello, tembloroso por el esfuerzo e intentando, como yo, asimilar el placer. El placer de estar dos cuerpos unidos al fin, después de tanto soñarlo. Carne contra carne, sin un solo espacio entre nosotros, y almas unidas.

-Muévete…- susurré contra su oreja. Sólo se movió unos centímetros y gruñó. Empecé a mover mis caderas lentamente, acercándome y alejándose de él, intentando encontrar el ritmo.

Volvió a murmurar su maldición característica y comenzó a moverse lentamente a mi ritmo. Apreté más sus brazos y mordí mi labio inferior al notar como se deslizaba por mi interior hasta rozarme al final.  Me agarré a su espalda con fuerza mientras le pedía más.

Aumentamos el ritmo hasta que  en la habitación solo se escuchaban nuestros gemidos, jadeos, labios y el choque de pieles.  Volvió a erigirse sobre mí, levantando mis caderas y mis piernas, llegándome más al fondo y haciéndome gritar poniendo los ojos en blanco. El ritmo aumentó hasta ser casi demencial y estallé casi sin esperarlo.  Él me siguió al poco tiempo, gruñendo y dejándose ir con un gruñido quedo, derramándose en mi interior.

Se derrumbó sobre mi pecho, teniendo cuidado de no aplastarme con su peso y ambos nos quedamos recuperando el aliento. Cuando volvimos a ser capaces de respirar con normalidad, salió de mi interior haciéndonos gemir de nuevo a ambos y me acostó sobre su pecho acariciándome el cabello.

Sonriente y complacida, dejé de mirar mis dedos jugando con el vello de su pecho y miré a sus ojos sorprendentemente brillantes.

-Entonces… soy tu Amante de la Sorpresa?- bromeé.
-Eres mucho más que eso.- Respondió sin atisbo ninguno de broma antes de besarme.