Capítulo trece

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Era la mañana de la boda, las campanas de la iglesia del barrio sonaban con fervor. Eugeo se levantaba a toda prisa, pidiéndole a su yamshchik que no fuera a su casa para llevarlo al templo donde serían las nupcias.

Claro que la petición extrañó al yamshchik, aunque acató la orden al Eugeo decirle que prefería ir caminando al lugar para quitarse los nervios antes de la boda.

Ayer había nevado, lo que daba un aura especial a todo el pueblo. Selka usaría un abrigo blanco que combinaba con su vestido.

Quedaban restos de nieve, eso sí. Aunque el día era soleado, sin calor y con aires fríos. A pesar de que no sonaba muy decoroso, la verdad es que sí lo era, por más curioso que sonara.

La boda se realizaría a las tres de la tarde, hora de la resurrección de Cristo. Eran las once del día.

En casa de Selka, las cosas estaban bien apresuradas. La señora Schuberg se apresuraba a ponerse su vestido y maquillaje. El señor estaba listo desde hacía ya más de media hora, pero boleaba sus zapatos para que estuvieran brillantes.

Alice no se había parado en la puerta de la casa. La propia Selka no tenía ni la más remota idea de si ella iría ese día, lo cual le apenaba profundamente. Quería ver a su hermana para que la existencia le fuera un poco más feliz.

Ella no quería ir, odiaba tener que casarse con un hombre al que no amaba y que no la amaba. Su madre se veía tan feliz, que hasta pena le daría verla cuando supiera que no deseaba casarse de verdad ese día y ninguno otro mientras su marido fuera Eugeo.

Se notaba tan inquieta, no sonreía, se quedaba pensativa con el ramo de rosas blancas que tenía en sus manos. Pensaba en que su apellido ahora cambiaría, cosa que no le agradaba mucho: Selka de Maatsura.

Su madre tocó la puerta de su habitación, entrando para tomarla de uno de los hombros.

-¿Estás lista?

-La verdad es que no.

-Es normal. Crees que el mundo es tan pequeño y se expande de una manera impresionante que lo que creías que era queda reducido a una cosa diminuta. Ya verás que todo sale perfectamente.

-Ojalá que así sea. –Tan mala suerte que la señora Schuberg no se dio cuenta de lo que en verdad decía Selka.

Ya quedaba resignarse en serio.

X

Era de esas veces en que todo se veía tan alegre. En la casa, Asuna ayudaba a Lev a ponerse el moño mientras que Kazuto perseguía a Yui, quien no quería peinarse para ir a la boda.

Cuando el muchacho la atrapó, intento cargarla, pero su dolor de espalda se lo impedía, así que la llevó de ambas manos al sillón, donde comenzó a peinar a su hija.

-Maldita guerra... -Se quejó, para sí mismo.

Alice ya tenía su vestido puesto, incluso estaba ligeramente maquillada ya que ella odiaba enserio el tener que empanizarse de polvos. Suspiraba fuerte, deseando que estuviera dormida y que le dijeran que ese día no había llegado aún.

Lev entró a su habitación, corriendo hacia ella para tomarla de las rodillas.

-¿Cómo me veo, tía Alice?

-Como un mono, Leva. –Sonrió ella, ayudando al niño a subir a su cama. Lev se veía tan gracioso con su trajecito de vestir que en verdad parecía un monito con saco y pantalón.

De cualquier modo, no dejaba de ser simpático, y daban ganas de comérselo a mordidas pequeñas, sobre todo porque tenía sus mejillas muy grandes y apretables.

Razdavit' (AlicexEugeo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora