Canto 6.- Espejismo.

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No estoy aquí.

Me veo, pero no estoy aquí. Me siento, pero no creo realmente ser yo.

Me oigo, pero dudo ser real. Pienso, existo, pero cada vez dudo más de estar aquí.


Pasan por mi lado mil y diez mil a mi diestra, pero a mi no llegarán jamás. Aunque, creo estar bien con eso.

Pasan a mi costado, como fantasmas sin rumbo o vida, pero me he comenzado a cuestionar si el fantasma podría ser yo, pues no me perciben, como si fuera algo falso, como si se tratara de un recuerdo, de un eco remanente que el mismo tiempo dejó atrás. Como si se tratara de un...

Espejismo...

Soy ese brillo acuoso a la lejanía que parece ser pero no es y, conforme más se avanza más se desvanece, hasta que llegas a él, hasta que se supone que llegas donde debería estar, donde se supone que estoy... Y no estoy más.

He sido visto en el pasado, lo puedo recordar difusa y vagamente, como si se tratara de un buen recuerdo. Qué días aquellos.

Recuerdo ser visto por una niña de suéter verde y de nombre primal, pero ya no está aquí, tampoco ya no estoy, pues olvidó cómo desenfocar, ya que solo puedo ser visto cuando no se quiere ver lo que delate de uno hay...

Pero, por eso mismo, ya no me puede ver.

Fui visto también por una niña marinera, que soñaba con surcar en altamar las más fieras olas y declarar los siete mares a su merced, pero ella igual me dejo de ver, por ser un espejismo falsamente acuoso y dudosamente real, por tener enfrente suyo el ancho y extenso mar.

La última vez que visto fui, como amigo imaginario era tratado, dulces días que no volverán.

De la mano me tomaba, de aquí a allá, de un lugar a otro. Recorrimos por entero la ciudad, la cual a su lado se me antojaba a un mundo maravilloso y grande, pues había vuelto a existir, pues me veía, me sentía real.

Hasta que, en un paseo por un muelle, aquel en el cual no pude sino sólo observar impotentemente a mi antigua marinera partir, de manera casi irónica y más bien cruel observé ese viejo barco que a ella pertenecía volver, con marcas y señas de viajes buenos y no tan buenos, pero vívidos y reales, quizá más reales que yo, pues quien mi amiga era, con la marinera partió. Y nadie me ha vuelto a ver.

Ahora solo espero, siento un espejismo por el que el tiempo no pasa, absorto en la eternidad, sin ser visto, sin ser real.

Solo quisiera a alguien que viese más allá de sus ojos, más allá de lo literal, pues solo cuando se deja de tomar importancia a lo físico puedo volver a ser visto...

Pero ahora, justo ahora, ya no estoy...


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⏰ Last updated: Apr 19, 2020 ⏰

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Una muerte miserableWhere stories live. Discover now