Capítulo 1 ❘ Jefe

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La mayor parte del tiempo Birmingham solía ser muy frío. A esta hora no era demasiada la gente que deambulaba por las crudas calles. Uno que otro niño, un tanto rápido dirigiéndose a la escuela, y una que otra mujer barriendo el asfalto, en la medida que se pudiera.

Al dar vuelta en la esquina, di una última calada a mi cigarrillo dejando salir a los pocos segundos el humo que emanaba dentro de mis pulmones. Trate de ceñir un poco más el abrigo negro a mi cuerpo, sin un mayor logro, mi esqueleto de alguna forma seguía congelado, realmente no exageraba. Por lo tanto sin pensarlo demasiado apresure mi caminata en lo que me dirigía a la sala de apuestas.

Dos minutos pasaron cuando ni siquiera me tome la molestia de sacar las llaves de mi saco. Ya que la jodida puerta se encontraba abierta.

-La puerta siempre debe estar cerrada hasta las nueve. -me dirigí a tia Polly, Linda y Lizzie, quienes ya se encontraban allí.

Y sin más tome camino a la cual sería mi oficina el día de hoy.

-Cierto. -asintió Tía Poll. -¡Hey chico!. -llamó. -¿Adónde vas?. -me dijo bastante confundida.

-Arthur no vendrá hoy, se tomara el día. Así que.... -mi mirada fue desde Linda, la cual tomaba asiento en uno de los escritorios, a Lizzie quien lucía de pie, junto a esta.

-¿Que....? -insistió Lizzie, dejando en el aire la última letra.

-Tommy dijo que estoy a cargo. -esta vez mire a Tía Polly, que permanecía en su oficina.

-Perdón, ¿estás a cargo?. -respondió incrédula Tía Polly.

-Sí, eso dijo. -asentí.

Tía Poll se levantó de la silla, y arrancando de un tirón el cable del teléfono se encamino hacia Linda.

-Muy bien, cariño. -dijo, dejando el aparato sobre el escritorio de esta. Para luego dar media vuelta en mi dirección.

-Señoritas, démosle a nuestro jefe un primer día que nunca olvidara. -sonrió, acariciando mi mentón suavemente. Rodé los ojos regalándole media sonrisa, para luego girar sobre mis talones con el objetivo de al fin llegar a mi destino.


[...]


Algunos cuantos meses habían transcurrido desde la muerte de mi hermano John, y a causa de eso, últimamente Thomas opta por involucrarme un poco más en los negocios de la compañía. Lo disfrutaba, no mentía. Y por lo mismo siempre me encargaba de realizar al pie de la letra mi trabajo. Demostrándoles que si podía.

Tome el reloj de bolsillo, marcando las 13 p.m. La hora pasaba muy rápido. Baje del alto taburete que se encontraba a un costado del marcador, para luego localizar a Lizzie alrededor del ya, escaso tumulto de apostadores. Logrando señalarle que ya era hora de cerrar las apuestas. Tía Poll se encargaría de contar el dinero, en compañía de Lizzie. Así que para hacerle un poco de compañía cogí media botella de whisky que se encontraba en la oficina de Arthur.

-¿Cómo estuvo ese primer día?. -pregunto Tía Poll, con su mirada puesta en mi.

-La verdad, mejor de lo que esperaba. -dije, arrastrando la silla que se encontraba frente a ambas, posteriormente tomando asiento. Me adueñe de tres vasos que yacían sobre el escritorio, vertiendo whisky en cada uno de ellos y como ultimo les tendí su respectivo trago a cada una.

-Sigue de esa manera Finn, y te aseguro que Thomas muy pronto te ascenderá. -bromeó Lizzie. -Y quien sabe, tal vez dentro de poco consigas alguna chica. -soltó, encogiéndose de hombros.

deje salir una sarcástica y seca risita. -No lo creo. -negué, tomando un sorbo de mi vaso, para luego dejar que el fuerte liquido bajara lentamente por mi garganta.

-Finn, tienes 18 años. -apoyo tía Polly.-Quizás ya sea hora de buscarte una chica. -soltó el humo del tabaco. -No te quedaras virgen para siempre, ¿O sí? -enarco su ceja derecha.

-Espera, ¿Eres virgen?. -pregunto Lizzie, bastante sorprendida a decir verdad, tan así que pude ver sus órbitas casi saliendo, literalmente.

me dedique a rodar las ojos por quinta vez en lo que va del día -Si. -asentí -No me gustaría que mi primera vez fuera con una chica totalmente desconocida. -negué -Mucho menos que lo hiciera por un poco de dinero, no está dentro de mis planes, al menos no por ahora. -fruncí el ceño. A mis 18 años nadie había logrado llamar mi atención, y vamos, tampoco es como si me esforzara. Todo mundo insistía en lo mismo, aunque la mayor parte del tiempo, Thomas y Arthur. Ada residía en Londres, por lo tanto no era bastante lo que hablábamos. Tía Polly era la única persona en todo Small Heath a la cual le podía contar sobre estas cosas, aunque en el último tiempo ella también insistía más de lo debido.

-Eso en algún minuto tendrá que cambiar Finn. -se hizo presente Linda, quien permanecía apoyada en el marco de la puerta.

Mi atención fue de Linda, a Lizzie y por ultimo a Polly, la cual parecía meditarlo más de lo debido.

-Si alguna vez decido follar con alguna chica, sabré yo si se los hago saber ¿No?. -dije, levantando mi cuerpo de la silla y dejando el recipiente de cristal ya vacío sobre el escritorio. Las tres mantenían una mirada lo suficientemente incrédula ante mi confesión. Cogí mi abrigo, que permanecía colgado en una esquina de la sala. -Supongo que es tiempo de retirarme señoritas. -ladee media sonrisa sarcástica, antes de emprender rumbo a casa.

-Adiós Finn. -logre oír el medio grito de Tía Polly, al cerrar la puerta que daba a la fría calle.

Sin más, aun permaneciendo con guantes, frote ambas manos con el fin de entrar un poco más en calor, lamentándome sin mayor éxito. Carajo, sí que hacia bastante frió.

[✎✎✎✎✎]

✍ No es mucho la verdad, pero trate que estuviera lo mejor escrito posible. Supongo que con los días ya podre ir soltando todo lo que deseo transmitirles, aun así espero lo hayan disfrutado☺☺☺

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FOR THE FIRST TIME || Finn ShelbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora