FOR THE FIRST TIME || Finn Shelby

Capítulo 4 ❘ Londres

A M E L I E

Una hora había demorado en ir por víveres al centro de la ciudad. Las enlodadas calles de Birmingham, desde que tengo uso de razón han sido parte de mí. Por lo que en esta época, siempre se hacía mucho más dificultoso caminar por ellas. Más aun cuando vivía lejos de absolutamente todo. En Stechford, un pueblo al norte de Small Heath.

Estaba a unos cuantos metros de distancia para llegar a mi hogar. Sin embargo, a pesar de esa lejanía, logre percibir el humo saliente de la chimenea. Sonreí para mis adentros.

Tuve una infancia muy linda. Digna y la que merece todo niño. Con esfuerzo de mi madre. Siempre nos habíamos tenido la una a la otra. Nadie más.

Jamás fui cercana a mi padre, todo lo contrario. Sin embargo todo cambio cuando cumplí quince años. El ambiente se volvió totalmente pavoroso.

Antes, eran 'suaves' empujones.

Ahora, los moretones permanecían en el cuerpo de mi madre durante días.

Antes, solo eran 'discusiones'.

Ahora, los altercados eran tan fuertes que temía los vecinos escucharan.

Antes, mi padre solo bebía una copa.

Ahora, permanece borracho los siete días de la semana.

Antes, debía hacer caso omiso a la situación.

Ahora, no podía.

A mis dieciocho años tenía el sueño de surgir. No éramos pobres, contábamos con lo justo y necesario. Nunca tuvimos grandes lujos. Pero actualmente, para la situación en la que nos encontrábamos necesitaba con urgencia buscar un empleo. Al menos uno que nos permitiera saber, que al terminar el día tendríamos un plato con comida sobre la mesa.

Hace unas dos semanas atrás me presente a algunas entrevistas, sin lograr demasiado. Sin embargo, en el centro de Birmingham residía Olivia, amiga desde la infancia. Aseguró que si estaba al tanto de algún empleo vacante se contactaría conmigo.

Eso era un gran paso.

[. . .]

Minutos más tarde entre a casa. Gigantesca no era, pero si humilde.

Y sin tomarme la molestia de saludar a mi madre, que sabía se encontraba en casa, fui directamente a la cocina con el fin de guardar los víveres en la alacena. El dinero que literalmente, obsequió ese chico, había sido invertido en los alimentos. Mamá no sabía absolutamente nada, y no estaba dentro de mis planes que se enterara. Ya le inventaría algo.

Seguido, fui a la sala de estar, que era donde se encontraba ella. Permanecía en una silla junto al fuego. Parecía estar bordando.

-¿Qué haces, madre?. -pregunte, regalándole una gigantesca sonrisa.

-¡Amelie!-. su vista se posó en mí. -Ven, toma asiento a mi lado. -señalo la silla adjunta. Le hice caso.

-¿Y bien?. -inquirí.

-Bordando un vestido para ti. -me sonrió.

En aspecto era una fiel copia de ella. Tez blanca. Luceros azules. Pelirroja y rizada. Solo que a medida pasaba el tiempo, su cabello perdía poco a poco su color natural. Era bellísima.

-Está quedando precioso. -dije. Color nieve en la parte de arriba, y hacia abajo terminaba con una falda celeste en un tono muy claro.

-Tal vez para mañana este acabado. -dijo sin abandonar la vista de su trabajo.