05. Uno no elige de que idiota enamorarse

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Abro los ojos al escuchar los blindados retroceder y a las personas gritar ni nombre en coro. Sonrió y empiezo a correr hacia el banco nuevamente, estaba más emocionada que nunca porque había logrado detenerlos y sin salir lesionada.

Entro al banco lanzandome a los brazos de Denver quien me recibe dándome vueltas y empezando a reír, rodeo su cintura con mis piernas y Helsinki se nos une después de cerrar la puerta para que empecemos a pegar gritos de alegría. Mi burbuja de felicidad se rompe cuando escucho a Palermo gritarme.

- ¿Qué mierda estabas pensando? - me grita mientras Nairobi lo ayuda a acercarse. Bajo mis piernas de la cintura de Denver alejándome de su cuerpo y empezando a acercarme con miedo hacia Palermo, menos mal que tenía los ojos vendados y no pudo ver la posición en la que nos encontrábamos - ¡contesta Praga! - respire hondo antes de contestar.

- La policía estaba encima nuestro, si no salía iban a matarnos a tiros a todos - me justifico.

- El pelotudo de Denver iba a salir con las cajas - siguió reprendiendome - vení - ordenó.

- El pelotudo es Gandía por no querer salir - hable mientras lo seguía por detrás, Nairobi nos guiaba hacia una de las habitaciones.

Cuando entramos a la habitación Palermo le pidió a Nairobi que nos dejara a solas, le rogué con mis ojos que se quedara pero no me presto atención y me dejó sola con Palermo. Estuvimos varios segundos en silencio; Esperaba que cuando Nairobi saliera el empezará a gritarme sin embargo no me decía nada y eso me estaba generando un sentimiento de ansiedad impresionante.

- Ya dí algo - hable lo mas bajito que pude esperando sus gritos, más estos nunca llegaron porque soltó un suspiro largo para tomarse la cabeza entre las manos.

- Que querés que te diga, ya sabés que eres una pelotuda sin necesidad de yo recordártelo - estaba a punto de contestarle cuando volvió a hablar - ¡si querés morir, adelante¡ ¡todos van a llorar un par de días pero van a seguir sus vidas como hicieron después de la muerte de Berlín! - me grito para empezar a dar vueltas en su lugar.

Sentí como empezaba a respirar con dificultad tratando de contener las lágrimas, creía que por fin estábamos bien y más adelante podíamos empezar a llevar una relación como algo más que amigos. Definitivamente Martín nunca me vería con ojos diferentes .

- ¿Qué creíste? ¿Qué te iba a llorar por las pelotudeces que hacés? - siguió gritándome - Ya te lo dije. ¡Podrás ser como una hermana para Sergio y haberlo sido para Berlín! ¡Pero jamás voy a sentir algo por una hija de puta como vos! - no entendía por que me decía eso, sabía que había arriesgado mi vida al salir pero que me dijera todo esto no tenía nada que ver con lo que pasó.

- ¿Qué mierda te pasa Palermo? - no pensaba aguantar sus gritos y malos tratos por lo que salí de la habitación encontrándome con Nairobi, cuando vio mis ojos llenos de lágrimas me abrazo empezando a caminar hacia otra habitación lejos de Palermo.

- ¡Praga vení! ¡Aún no terminó con vos! - escuchaba a lo lejos los gritos de Palermo tratando de llamarme.

Nairobi me llevó a la biblioteca y me hizo sentarme en un sillón que se encontraba allí después de lograr que mi llanto parara.

Denver y Bogotá llegaron al poco tiempo de que Nairobi los llamara. Todos trataban de calmarme después de que les contará lo que había pasado con Palermo, después de llorar un montón de tiempo sentía mis ojos pesados y como el cansancio se apoderaba de mi cuerpo. Terminé por quedarme dormida entre los brazos de Bogotá mientras le repetía a Nairobi que está había sido la última vez que me había dejado tratar como basura por Palermo.

P R A G ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora