14. Nunca había estado tan sobria en mi vida

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Todos estaban reunidos mientras trataban de averiguar cuál iba a ser el próximo movimiento de Gandía. De repente se escucharon varios disparos que provenían de los baños.

- Nairobi - Bogotá salió corriendo con Helsinki siguiéndolo por detrás.

- Río, Denver conmigo, ahora - Palermo intentó mantener la calma para pensar en un plan de emergencia - esto comunica con los baños de abajo - habló mirando el conducto por donde Gandía había escapado - Denver ¿Estás en condiciones de meterte ahí?.

- Por supuesto - Denver contestó decidido.

- Yo voy con él - Río lo apoyo.

- Reviéntenlo a ese hijo de puta - Palermo les ordenó antes de correr a los baños donde se suponia que estábamos Nairobi y yo.

- Va - Denver animo a Río para empezar a entrar en los ductos.

Abajo en los baños seguía batallando para quitarme las manos de Gandía de encima, ya había perdido mi rifle por lo que intenté pegarle codazos en el estómago para liberarme, lo único que conseguí fue que Gandía hiciera más presión en mi cuello para retenerme.

Afuera todos estaban rodeando a Nairobi para preguntarle por mi, Bogotá se posicionó junto a la puerta mientras Helsinki apuntaba directo a esta.

- ¿Dónde está Praga? - Palermo le susurro a Nairobi a lo que ella solo atinó a señalarle la puerta del baño - la reputa que me parió - susurro enojado.

Helsinki se acercó para girar la perilla lentamente pero Gandía me estrelló contra la puerta haciendo que ellos retrocedieran. Sin que nadie se lo esperara Gandía disparo repetidas veces contra la puerta tratando de hacer un orificio enorme. Bogotá retrocedió junto a los demás para protegerse. Gandía me tomó del cuello y estrelló mi cara contra la puerta haciendo que la madera se desprendiera, volvió a empujarme para que mi cabeza quedara en el hueco mirando hacia afuera, grite del dolor antes de que Gandía comenzará a hablar.

- ¡Quietos o la mato! - grito mientras me pegaba varias veces en el estómago haciendo que empezará a salir sangre por mi boca.

- Vas a estar bien, vas a estar bien - Palermo se acercó a la puerta para acariciarme el cabello.

- ¡Alejaos de la puerta o disparo! - Gandía amenazo, Palermo se negó mientras seguía acariciando mi cabello.

- Ve con los demás - le pedí a lo que él negó - por favor - le suplique consiguiendo que se alejara. Sentí como Gandía empezaba a amarrar mis manos con una cuerda y la clavaba en la puerta para dejarme inmóvil.

Helsinki se acercó a mi y dejó un beso en mi frente antes de preguntarme con sus manos a que lado estaba Gandía. Con mis ojos le indique que estaba al lado derecho por lo que el disparo a través de la puerta dándole a Gandía en su chaleco. Más enojado que nunca el escoltase acercó y me disparo atravesando mi mano.

- ¡Mierda! - grite mientras empezaba a lagrimear debido al dolor.

- ¡Quietos ahí, quietos todos! - Palermo les gritaba mientras me miraba preocupado.

- ¿Dónde te ha dado? - Bogotá me preguntó.

- En la mano - susurre conteniendo las lágrimas.

- ¡El próximo se lo pego en la cabeza! - Gandía amenazó - lo estas haciendo muy bien mi amor - me dijo mientras rellenaba él hueco de la bala de Helsinki con papel higiénico.

- Malparido - intente pegarle una patada ganandome otro golpe en el estómago que me hizo escupir más sangre.

- Pareces un Cristo - se burló de mi.

P R A G ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora