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La castaña sentía una gran presión en su cabeza, quien a pesar de que se mantenía quieta por el dolor que comenzaba a recorrer su cuerpo, sintió que la cama en donde yacía daba vueltas como aquel horrible juego de feria que Charles la obligó a subir una vez.

— Charles, está despertando.—la voz retumbó en sus tímpanos, parecía que habían agarrado un martillo y golpeado su cabeza. Y la causante era Moira, identificó la joven.

— ¿Daenerys?—la voz de Charles fue como una dulce melodía, pero cambió de parecer en cuanto éste la atacó con más preguntas— ¿Me escuchas? ¿Puedes parpadear o apretarme la mano?

— Si lo hago, ¿haría que te callaras?—dijo quedamente la joven, llevando su mano a la cabeza como si eso fuera a disminuir el dolor en ella.

Unas risas la envolvieron, la castaña juntó fuerzas para poder ordenarle a su cuerpo que abriera los ojos aunque sea un poco para ver quién la acompañaba. Soltó un pequeño quejido al abrirlos y ser cegada por la luz que entraba por su ventana.

— Ciérrense.—dijo, y las cortinas se corrieron solas dejando la habitación lo suficiente oscura para que no lastimara su vista— ¿Dónde estoy?—balbuceó, buscando un apoyo para incorporarse.

— Estamos en casa.—contestó Charles, ofreciendo su mano ayudándole y sentándose detrás de ella en caso de que tuviera que atraparla. La castaña sonrió ante el detalle.

— Dios, D. Nos diste un gran susto.—comentó Raven acercándose.

— ¿Por qué?—cuestionó la joven, pues no era la primera vez que perdía el conocimiento a causa de un desgaste por sus poderes. Y entonces notó que en la habitación estaba Moira y el otro agente y hasta un doctor. Miró a sus amigos quienes seguían viendola preocupados— ¿Cuánto tiempo llevo inconsiente?

— Tres días.—contestaron en el fondo. La joven entrecerró sus ojos a causa de que esta no regresaba en su totalidad, y alguien al fondo se puso de pie y se abrió paso entre los agentes, parándose frente a la castaña quien lo reconoció de inmediato.

— Daenerys, él es como nosotros.—comenzó Charles sonriente— Te presento a...

— Erik.—recordó la joven, sonrió, sintiendo que su cuerpo volvía a estabilizarse poco a poco.— Erik Lehnserr.

Los ojos de Charles saltaban de su amiga hacia el nuevo integrante, claramente confundido.

— Lo siento, ¿se conocen?—preguntó él.

— Oh, no realmente...—contestó la castaña, quien no había despegado sus ojos verdes de los azules de Erik— Digamos que nos presentamos antes de que cayera en coma.

— Sí.—confirmó el otro, poniendose de pie y acercandose a ella— Es un gusto conocerla y poder platicar con usted sin todo un océano a nuestro alrededor.

La joven rió, soltandose del fuerte agarre que Charles tenía en su mano y así tomar la de Erik.

— Lo mismo digo.—dijo la castaña, sintiendo un calor en sus mejillas al sentir los labios de él sobre su mano.

— Creo que debemos dejarla descansar.—interrumpió Charles, tomando nuevamente la mano de su amiga— ¿Por qué no nos dejan un momento a solas?

Todos obedecieron y en silencio salieron del cuarto dejando al par solos.

La joven recargó su cabeza en el pecho de su amigo, acurrucándose mientras éste la envolvía en brazos acomodándose también.

— Charles, ¿qué pasó después de que me desmayara?—preguntó la joven al recordar el causante de su estado, pero al no recibir respuesta miró al ojiazul que evitaba su mirada— ¿Shaw escapó?

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⏰ Última actualización: Jun 24, 2020 ⏰

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