Diabolik Prey (Inuyasha y Diabolik Lovers)

CAPÍTULO 7

*Tal vez si pudiera demostrar que soy un vampiro o una miko, podría ser dueña de Diabolik Lovers o InuYasha. Pero eso sería revelar demasiados secretos, así que supongo que eso queda descartado

Después de regresar a la mansión, le había tomado la mayor parte del resto de la noche a Kagome darles a los hermanos una sinopsis de sus aventuras por el pozo y hacia la Era Feudal. Ella les contó sobre el pozo y el demonio ciempiés que la había atraído. Cómo había liberado a InuYasha del árbol y luego terminó viajando por el campo para recoger los fragmentos de la perla. Incluso les contó sobre los amigos que había hecho a lo largo del viaje. Lo único que dejó fuera a propósito fue la mitad del final, pero eso fue más porque no quería pensar en eso en lugar de no querer decirles.

Todos habían dudado de si ella estaba diciendo la verdad en muchos puntos. Pero entonces supo que podían saber cuándo estaba mintiendo, y luego estaban sus poderes, lo que les dejaba poco espacio para dudar de ella. Cada vez que intentaban hacer preguntas, Reiji los miraba y básicamente decía que esperarían hasta que ella hubiera terminado. Luego él haría su propia pregunta unos momentos más tarde, algo que ella encontraba divertido. Kagome vio el propósito de restringir las preguntas de los demás y no las suyas, ya que sus preguntas divergirían constantemente de lo que ella les estaba diciendo y él explicaría detalles con los que ninguno de ellos estaba familiarizado.

Cuando apenas comenzaba a amanecer, estaba exhausta y no quería nada más que irse a dormir. Reiji, sin embargo, le ordenó comer antes de acostarse. Ella sabía que él estaba siendo insistente debido a la salud de su sangre en lugar de su bienestar real, pero era difícil discutir con él ya que en realidad tenía hambre. Y, para deleite no tan secreto de Reiji, estaba demasiado cansada para tener su habitual batalla de propiedad y simplemente comió en silencio.

Cuando terminó, se sorprendió cuando Subaru se ofreció a acompañarla de regreso a su habitación. Probablemente fuera una buena idea ya que ella todavía no estaba familiarizada con el diseño de la casa y no quería perderse. El hermano menor apenas la miró mientras la conducía de regreso a su habitación. Cuando vio la habitación encadenada con la rosa y el rosario, no pudo evitar mirar y tropezó accidentalmente con su espalda. Él le gruñó, pero en realidad no la desconcertó.

"¿Qué pasa con esa habitación? Parece que hay mucha tristeza saliendo de allí" Kagome le preguntó, mirándolo mientras lo hacía. Al igual que Ayato, evitó mirar la habitación antes de alejarse y seguir caminando. Ella continuó siguiéndolo, contenta de que él todavía la llevara a su habitación.

Kagome rápidamente notó la expresión de dolor que estaba tratando de ocultar y nuevamente recordó a InuYasha. Siempre había tratado de esconderse así cuando alguien que le importaba mucho había muerto. No pudo evitar sentir pena por haberlo mencionado. "Gracias, Subaru. Y lamento preguntar por esa habitación. No te preguntaré de nuevo".

Girándose para entrar en su habitación, fue tomada por sorpresa cuando de repente fue inmovilizada contra la pared al lado de su puerta mientras Subaru la sostenía por los brazos. Su respiración era un poco difícil y él estaba mirando sus pies.

"Que-"

"¡Cállate!" Espetó, sorprendiéndola. Luego la empujó a su habitación donde cayó sobre su cama. Cuando levantó la vista, la puerta de su habitación estaba cerrada y el vampiro de pelo blanco se cernía sobre ella. Cuando lo miró a la cara, reconoció fácilmente su hambre. Estaba luchando contra la bestia dentro de él por el control y sabía que si ella decía o hacía algo, podría terminar con la garganta destruida.

Cuando él tiró del cuello de su camisa para exponer su garganta, ella ni siquiera se atrevió a gritar. En cambio, ella volvió la cabeza y apartó la vista de su rostro para mostrar sumisión. Mordió rápidamente pero no le dolió tanto como la mordida de Ayato. Ella sintió que el cuerpo de él se estremeció cuando le sacó la sangre de la herida, pero se dio cuenta de que no era por placer. Estaba temblando por contener sus emociones. Incapaz de evitarlo, Kagome levantó los brazos para abrazarlo; su mano izquierda descansaba en su espalda mientras su mano derecha acariciaba ligeramente su cabello.