¿Amor Verdadero?

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Ya llegando a la entrada de Árbol Central, invadía la noche oscura entre miles de luces en el pueblo.
Canaria se encontraba llamando a Iris a los gritos puesto que había olvidado la canilla del lavavo abierta. Ambos chicos rieron viendo como su amiga se alejaba.
Max suspiró ondo y miró a la chica de largos rulos marrones.

- Abril - llamó su atención - gracias por cubrirme allá, aunque no tenías que hacerlo.

Abril rió - Claro, si encuentras la mejor respuesta a "las estaba siguiendo" - Max quedó embobado con su sonrisa.

- Bueno... Tenía curiosidad de saber que tramaban - se rascaba la cabeza algo ruborizado mientras ella reía.

- ¿Creíste que contrabandariamos algo?

- Tal vez puedas, nunca se sabe.

Ambos reían - ¿Eres líder de policía o qué?

- ¿Líder de policía? - se preguntó - Bueno... Soy líder de las tropas y me encargo de todo lo que pasa en el pueblo, todos dependen de mi - respondió valiente pero sin orgullo, mas bien humilde.

- Oye Max - la miró fijamente - No tienes pinta de líder - el chico se congeló ante la opinión algo desconcertado - pareces más un chico humilde y tranquilo, me gusta.

- Eemm - su cara pálida pasó a tornarse tan rojo como la de una pava hirviendo.

- ¡No, No, No! ¡No me refiero a eso! - se tapó la cara con las manos, roja como un tomate - me refería a que me agrada tu forma de ser, eras timido y a la vez valiente - se destapó y lo miró a los ojos - pero cuando ambas características se juntan te dan un toque especial, un toque tan... magico.
Max quedó congelado sintiendo como una llama volvía a encenderse en su corazón.
- Me agrada como eres, me haces sentir muy cómoda. - ambos sonrieron.

- ¡Abril! - Iris la llamaba desde la puerta de la enfermería arruinando completamente el momento - ¡Perdón que te molesté pero es hora de tu revisión y debes descansar! - gritó a la distancia.

Abril asintió con la cabeza y miró fijamente al chico de ojos azules que la miraba embobado.
- Hasta mañana Max - Abril caminó unos pasos y se volteó saludándolo con la mano cuyo gesto fue devuelto, ahora sin mirar atrás caminó tranquilamente hasta el edificio.
El castaño se quedó allí mirándola, embobado, observando como se alejaba.

- Max

- ¡Chinga su... ! - Max saltó de su lugar mirando atrás - Uuf Sacc, te dije que ya no me andes dando esos sustos.
Sin darse cuenta, el castaño lo llamó por su apodo como los viejos tiempos y se sintió avergonzado, rascándose la cabeza.

El gótico chico sonrió - Me alegra verte feliz ¿ocurre algo?

- No nada ¿por qué insinúas que lo estoy?

- Max... Eres muy notorio - el chico borró su sonrisa - ¿Qué ocurre?

- Necesito hablar contigo.

Dentro de la enfermería se encontraba Canaria junto a Abril tomándole la temperatura y analizando sus síntomas.

- Uff al menos podrías ayudarme - se quejaba Iris desde el pasillo, barriendo el agua del piso.

- Tu lo hiciste, tu lo limpias - respondió Canaria mirando la aguja que sacaba con sangre de Abril.

- ¿Está todo bien?

- Si cariño, solo necesitas más reposo si no quieres seguir desmayandote o perdiendo fuerzas.

- ¿Canaria? - la Miuni la miró directamente a los ojos - ¿Podré ir mañana con Iris y Max en Busca de mi gema?

La Miuni suspiró y miró los brillantes ojos de la muchacha, iluminaban tristeza y emoción a la vez. La verdad es que no pudo negarse - Deberías porque tener tu gema es algo importante pero por otro lado... Deberán acarrearte todo el camino ¿estas segura de que quieres ir? - la castaña asintió - en ese caso si te cansas o te sientes mareada vas a tener que pararte en un lugar completamente quieta para estabilizarte - Abril asintió de nuevo.
La Minui se levantó dirigiéndose a la puerta y volteó.

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