Apuesto por ti | Brett Talbot - Teen Wolf

Capítulo 10

Me encuentro con Mason justo antes de entrar en el instituto y le saludo dándole un gran abrazo.

—Me alegra que te hayan dado el alta y vuelvas a clase, ya te empezaba a echar de menos.

—Si, tenemos que ponernos al día. Puede que Liam se quedara conforme el otro día, pero yo no. Y sé que tiene algo que ver con Brett, porque vi tu móvil y no era tu madre quien te llamó, así que cuéntame qué ocurre.

[Flashback]

—¿Se puede saber qué te pasa? —pregunta Liam mirándome fijamente.

A Mason aún no le han dado el alta así que Liam y yo veníamos todos los días a visitarle.

—¿A qué te refieres?

—Llevas varios días muy rara.

—¿Rara en qué sentido?

—No lo sé, pero estás ocultándonos algo.

Genial. Esperaba que no se me notase que llevo tres días saliendo con Brett y que no me quito esa idea de la cabeza, así como tampoco puedo dejar de pensar en lo que sentí cuando le besé, pero al parecer se me nota lo suficiente como para que Liam sospeche y eso es mala señal.

—Estás fatal —rio un poco intentando hacer más creíble mi mentira—, ¿qué os podría ocultar?

—Definitivamente a Liam le ha sentado mal tantas horas de carretera seguidas —comenta Mason para luego cambiar de tema, ayudándome a salir de esta.

Que Mason no haya hecho ningún comentario insinuando cosas ni le haya comentado a Liam que Brett estuvo aquí la noche en la que él tuvo el accidente es mala señal.

Mi móvil suena, sacándome de mis pensamientos. Es Brett, así que cuelgo rápidamente antes de que alguno de mis amigos puedan ver su nombre en la pantalla.

—Era mi madre.

—¿Por qué no se lo has cogido?

—Me dijo que me llamaría cuando estuviese en la puerta del hospital. Tengo que irme chicos, me está esperando, 

Liam me mira no muy convencido así que me despido rápidamente de ellos para salir cuanto antes de ahí. En cuanto salgo del hospital agradezco mentalmente que Liam se haya quedado un rato más con Mason, porque Brett está esperando en su coche justo en frente de la puerta.

[Fin Flashback]

Suelto un suspiro pesado, sabía que esto iba a pasar.

—¿Recuerdas la noche del accidente cuando fui a verte al hospital con Brett?

—Sí, ¿qué pasa?

—Al salir del hospital Brett me acompañó a casa, como todos los viernes.

—¿Todos los viernes? —me interrumpe—. Eso no me lo habías contado.

—Ya te dije que tenía que ir a ver sus partidos, pues cuando estos terminaban él me llevaba a casa. Y tampoco han sido tantos días, solo tres —puntualizo mientras entramos juntos en el instituto—. El caso es que cuando llegamos a casa me abrió la puerta del coche...

—Dios, eso es muy romántico. No imaginaba que Brett fuese de los que te abren la puerta del coche.

—Me abrió la puerta porque está estropeada y tuvo que abrirla desde fuera.

—Aun así es romántico.

—De acuerdo, lo que tú digas, pero no vuelvas a interrumpirme.

—Está bien, sigue contando. No te voy a interrumpir más.

—Bien, como te iba diciendo, Brett abrió la puerta del coche y cuando bajé una cosa llevó a la otra y terminó confesándome que le gustaba y nos besamos.

—Lo sabía. Te lo dije, ¿ves? Tenía razón, siempre la tengo.

—Yestamossaliendo —añado rápidamente, pero aun así Mason me entiendo perfectamente.

—OH DIOS MÍO, ¿ESTÁIS SALIENDO? ¡¡ESTÁIS SALIENDO!!

—¡Mason! Baja la voz, no quiero que todo el instituto se entere.

—Está bien, ya me calmo. Pero es que es muy fuerte. ¿Por qué no me has contado antes?

—Iba a decírtelo el sábado cuando fui a visitarte de nuevo, pero estaba Liam así que no me parecía buen momento.

—Tienes razón, más vale que Liam no se entere de esto. Odia a Brett, no le va a sentar nada bien saber que está saliendo con su mejor amiga.

—Tenemos que pensar en algo para que se lleven bien.

—Sí, pero más adelante. Ahora cuéntame más.

—No hay nada más. Solo nos hemos visto una vez desde entonces pero no pasó nada extraordinario. Y este viernes hay otro partido, es el último... Brett no juega pero igualmente va a ir, nos veremos allí.

—¿Crees que yo pueda ir también?

—No —contesto inmediatamente, no quiero ni imaginarme la situación con Mason allí.

—Tranquila, solo bromeaba. Pero en cuanto llegues a casa tienes que llamarme y contarme lo que sea que haya pasado. Da igual qué hora sea. 

—De acuerdo —digo riendo, pero sé que mi amigo habla en serio.