tres

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-Mira tú por donde, pero si es el club de los colocadores del Nekoma- Kuroo había llegado hasta donde estábamos nosotros y nos miraba, divertido-. ¿Qué estáis haciendo tan apartados de todos?

Kenma no respondió, y yo suspiré exasperada.

-He venido a habar con este vago, porque él se niega a unirse al grupo.

-Venga Kenma, mueve ese pesado trasero tuyo y vente con el resto, al menos un poco.

El aludido simplemente nos observó a los dos por un segundo y volvió a sumergirse en el videojuego que estaba jugando. Kuroo y yo nos mirados como preguntándonos "¿De donde ha sacado este la consola?".

-Bueno, yo me rindo- dijo el mayor encogiéndose de hombros-. Me vuelvo con los demás antes de que se terminen toda la comida.

Se giró sobre sus talones y se fue hacia el otro lado del gimnasio, y yo me senté al lado de Kenma. Nos quedamos en silencio, y él estaba tan absorto en su videojuego que comprendí que no servía de nada intentar entablar una conversación con él. Aún así, era una compañía agradable, silenciosa, pero agradable. Mientras él jugaba, yo caí en algo que no había pensado hace unos instantes:¿cómo sabía Kuroo que yo era colocadora? No habíamos hablado casi ninguna vez, y yo ni siquiera era la colocadora titular de mi equipo, por estar en segundo, así que no me podía haber visto jugando. Me pareció un poco raro que lo supiera, pero decidí no darle demasiada importancia porque realmente era algo irrelevante.

Un cuarto de hora más tarde, ya habíamos recogido todos los restos de comida y las mesas improvisadas, y las chicas y yo salimos del gimnasio principal para ir al nuestro. Antes de que Hana se fuera a su casa, aproveché para hablar con ella.

-Cuéntame Hana-chan- le dije subiendo y bajando las cejas-,¿has conseguido hablar con Kuroo-san?

-Tampoco mucho más que lo de la comida- contestó, cabizbaja-. Pero al menos ya sabe cómo me llamo, ¡y me ha llamado Hana-chan!

Esta chica cambiaba de estado de ánimo tan rápido como pestañeaba.

-Bien, bien, vamos progresando-la rodeé con un brazo-. ¡Mierda, se me ha hecho tarde! Nos vemos mañana, ¿vale?

-Sí, tú corre que ya llegas tarde a entrenar- se despidió con una mano y yo fui corriendo hacia el gimnasio.

El entrenamiento fue normal, como siempre, pero como mis saques estaban flojeando un poco, decidí quedarme un poco más en el gimnasio practicándolos. Cuando ya todas se habían ido, Akiko se me acercó, con expresión seria.

-Mina-chan, tengo que hablar contigo- comenzó, rascándose la nuca-. A las de tercero nos queda poco tiempo en el club, porque se acercan los exámenes de la universidad y todo eso. Y bueno, entre todas hemos decidido que tú eres la más indicada para ser la próxima capitana.

Pestañeé varias veces, sin creerme lo que acababa de oir.

-¿Estás segura, Akiko-senpai? No sé si soy la que más se merece serlo...

- Claro que estoy segura. Te llevas muy bien con todas las jugadoras del equipo, confían en ti y además eres una chica lista.

-Vaya, yo...muchas gracias por creer en mí, senpai.

Ella se limitó a ponerme una mano en el hombro y me dijo:

-Asegúrate de callarles el pico a los chicos, porque sé que vas a conseguir llevar al equipo a los nacionales.

Asentí sonriendo, mientras veía a la otra chica marcharse hacia la puerta.

-No te quedes hasta muy tarde, que hay que descansar.

Y tras decir eso, se fue del gimnasio, dejándome sola otra vez. Así que capitana,¿eh? Sinceramente no me esperaba que me encargaran a mí ese puesto. Había muchas más chicas en mi equipo que llevaban jugando más tiempo que yo, y tenían más experiencia, pero bueno.

Seguí practicando los saques durante un rato más, hasta que oí unos golpes en la puerta del gimnasio. Preguntándome quien podría ser, fui a abrir la puerta, y me encontré con el capitan del equipo masculino, Kuroo, sonriendo de su manera más característica.

-Vaya, vaya, pero si es la pequeña Mina-chan.

-Eh... Sí- este chico era de lo más extraño-. ¿Qué haces aquí?

-Pue me he quedado un poco más entrenando, he visto las luces encendidas y me he pasado a ver- se me acercó un poco y su sonrisa se intensificó-. Qué pasa, ¿te molesta?

- Qué va, no es eso- para ser sincera, me sentía un poco intimidada-. Bueno, ya has visto quien estaba aquí, ¿quieres algo más?

-No me esperaba que fueras tan mezquina, Mina-chan- me dijo haciendo un puchero-. Es tarde, deberías irte ya a casa.

- ¿Qué hora es?

Él sacó su teléfono del bolsillo y miró la pantalla.

-Las nueve menos diez.

-¡Dios santo, ya voy tarde otra vez!- Corrí hacia dentro del gimnasio y me puse a recoger las pelotas que había dejado por toda la pista.

-Venga, que te ayudo.- Kuroo dejó su mochila en la entrada y se metió en el gimnasio también.

Entre los dos, guardamos todo el material que yo había dejado fuera de su sitio enseguida, y caundo yo me senté para quitarme las rodilleras y cambiarme de zapatillas, vi que el chico estaba apoyado en el marco de la puerta.

-¿No te vas a casa?- Le pregunté.

- Te estoy esperando- alcé las cejas-. Está demasiado oscuro como para que te vayas sola.

- Da igual, vivo cerca.

-Más fácil me lo pones- se cruzó de brazos-. No te voy a dejar irte sola, así que te va a tocar aguantarme un rato más.

Resoplé, pero riendo entre dientes. Cuando estuve lista, salimos los dos del gimnasio, camino a mi casa.


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¡Aquí va el tercer capítulo! La verdad es que me lo estoy pasando bastante bien al escribir esta historia, y (spoiler) me hace ilusión meter a nuevos personajes en los próximos capítulos.

Espero que os esé gustando leerla tanto como a mí escribirla. 

Os quiero :) :)

Toxic ||HaikyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora