nueve

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Kuroo esperaba en la puerta a que alguien le abriera, apoyado en el umbral. Cuando me vio, esbozó una sonrisa torcida y entró en la casa, quitándose el abrigo. Pude ver que llevaba un jersey de cuello alto negro que le quedaba bastante bien, siendo honestos. Al llegar al salón se tumbó en el suelo, cerca de su amigo, quien le miró, probablemente extrañado por el atuendo especial.

-Bueno, contadme- dijo Kuroo mientras yo volvía a la sala de estar- ¿qué habéis estado haciendo?

Kenma señaló a la mesa llena de libros, como si eso explicara todo, y yo le conté que habíamos estado repasando química y algunas otras materias para los exámenes de la semana siguiente.

-Lo único bueno es que ya queda menos para las vacaciones de Navidad- suspiré y me senté junto a ellos-. Tengo unas ganas...

- Qué me vas a contar- Kenma estiró los brazos y las piernas y bostezó-. Necesito que salga ya.

Inaginé que se trataba de un juego nuevo o algo así, aunque él no me dio más explicación. Miré el reloj, ya era tarde, y si no me daba prisa iba a ser noche cerrada antes de que llegara a casa. Con mucha pereza me levanté y me puse a recoger mis libros.

-Creo que me voy a ir yendo ya a mi casa, no falta mucho para que oscurezca.

Mi compañero de clase se puso en pie y me acompañó hacia la puerta.

-Gracias por ayudarme- me dijo, sonriendo levemente.

"Debe de ser la primera vez que le veo sonreír por algo que no sea un videojuego", pensé, sorprendida y un poco conmovida a la vez.

-¡No hay de qué!- le sonreí mientras me ponía los zapatos. Vi que Kuroo estaba al fondo del pasillo, recostado contra la pared.

-¿Oye Kenma, no la vas a acompañar a la estación?- preguntó a su amigo.

Este suspiró y se agachó para ponerse los zapatos. 

-No hace falta, de verdad-me acerqué más a la puerta-. Todavía no es de noche, estaré bien. Tú descansa, que estarás agotado de estudiar todo el día.

-Vale, ten cuidado- se puso en pie otra vez y se encogió de hombros.

Me despedí de ambos y salí a la calle, donde el viento de invierno me azotó en plena cara. Subí la cremallera de mi abrigo hasta arriba y empecé a caminar. Antes de que pudiera dar más de tres pasos, di un respingo, sorprendida por una presencia cerca de mí.

-¿De verdad creías que te iba a dejar irte hasta la estación sola?- Kuroo se había puesto a mi lado, con las manos en los bolsillos de su enorme chaquetón negro.

Haciendo un mohín, me crucé de brazos y seguí caminando sin decir nada. No entendía la obsesión de ese chico por acompañarme, igual que el otro día. Anduvimos durante un par de minutos sin decir nada, él silbando suavemente una canción alegre. Sentí que debía decir algo, encima que había decidido acompañarme no me iba a portar mal con él. 

-¿Por qué vas tan arreglado?- Fue lo único que se me ocurrió para entablar una conversación. Podía sonar un poco metiche, pero él no parecía habérselo tomado mal.

Dejó de silbar y me miró, no sorprendido por la pregunta pero igual un poco desconcertado. Se encogió de hombros y me dio una respuesta corta.

- Reunión familiar.

-Ah, vale...- contesté yo. Pensaba que ese tema iba a dar para más, pero al parecer no tenía razón. 

Poco después, Kuroo vio que yo miraba al suelo con una expresión un poco triste, así que decidió contarme más.

Toxic ||HaikyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora