Esto está mal...
No puedo volver a permitir que se acerque a mí de esa forma. Si me involucro así con ella, acabaremos los dos lastimados. No sé qué es peor...que ella se niegue a recibir sus alas por mi culpa o que yo me aferre a alguien que está a punto de esfumarse para siempre.
La observé hablar por celular con quien creo que era su madre, recibiendo de vez en cuando una sonrisa fugaz de su parte, aunque no se la devolví. Odiaba ser frío ahora, pero no me quedaba más alternativa.
Cuando al fin cortó la llamada, desenchufó el cargador y se guardó el celular en el bolsillo del pantalón. Se acercó a mí, viéndose muy avergonzada.
—Era mi madre, estaba preocupada porque no llamé desde que regresé a casa —me limité a asentir, como si le diera la razón a su madre, y creo que ella lo tomó como el fin de la visita, porque luego caminó hacia la puerta y la abrió sin decir nada. Yo no la seguí. —Gracias por dejarme cargar el teléfono —musitó sin mirarme; luego salió y cerró la puerta detrás de ella. No sé por qué presentí que no volvería a verla por aquí.
El resto de los días me limité a seguirla en silencio, camuflado cual sombra anclada a su dueño. No sabía cuánto tiempo más iba a tener que hacerlo, quizás unas horas, quizás varios meses. Lo único que era certero era su final, un final que tuve que aceptar de la misma forma que acepté mi enfermedad, por más que me doliera.
Ésto era masoquismo puro...tener que seguirla por todos lados y no poder advertirle lo que sucedería; peor aún, tener que presenciar su muerte.
De todas formas, aunque le advirtiera, el destino es capcioso y no había forma de sortearlo.
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Entre el Cielo y la Tierra
Fantasi"Los siete pecados capitales: la avaricia, la ira, la pereza, la gula, la lujuria, la soberbia y la envidia. Creo que en éstas dos semanas los he cumplido todos y cada uno de ellos..." Cuando un ángel se vuelve mortal ¿qué es lo peor que podría pasa...