La tentación de Víctor

La vida es una caja de sorpresas

Bajó su mano con el teléfono en ella y se lamentó.

Su madre no le cogía el celular como desde ese día no lo hacía y eso lo ponía de mal humor, quería hablar con ella y sabía que si iba a su casa no iba a ser recibido, mucho menos en la empresa. Su única salida era llamarla.

Su padre bajaba las escaleras muy elegante y le sonrió.

- ¿A dónde vas?

- a la empresa.

Víctor sonrió.

- no te rindes.

- si es por tu madre, nunca. Me rendí una vez y era porqué estaba entre las rejas y no podía verla sufrir. Pero ya que tengo la oportunidad, haré hasta la última cosa para que volvamos a ser una familia.

- me alegra tu entusiasmo, sabes lo que hablamos.

Vicente alzó sus manos.

- sé que si no quiere estar conmigo, la dejaré en paz.

Víctor asintió y le dió apoyo desde donde estaba.

- buena suerte.

- muchas gracias, regreso en un rato. Te llamaré.

Vió como se desaparecía por la puerta y luego escuchó como se cerraba. Miró su teléfono y luego lo bloqueó lanzando un suspiro.

Lo meditó por un segundo.

Escuchó la puerta abrirse y caminó hacia ella.

- ¿Se te olvidó algo?

Se quedó callado al ver a Q con la mano en la puerta, cerrándola detrás de ella. Paró en seco y respiró profundo al verla frente a él.

No esperaba verla y no estaba tan seguro de querer hablar, pero sabía que también debía disculparse por las cosas que había provocado. Lo que no debió hacer desde un principio.

- ¿Qué haces aquí?

- vine a hablar contigo.

La voz de la muchacha salía rasposa, débil, como si hubiera estado llorando.

- no me interesa hablar cont...

- hablé con mi padre.

Lo interrumpió.

Víctor se quedó en silencio y la miró con recelo.

- me eché la culpa.

Esta liberó las lágrimas que tenía en sus ojos esperando. Víctor se quedó estatico, ¿Cómo que se había echado la culpa?

El hombre aún no sabía que decir así que esta decidió seguir hablando.

- perdón en verdad por lo que te hice, soy una cobarde, soy lo peor. No sé cómo se me pudo ocurrir semejante estupidez solo para que mi padre no me odiara.

Bajó su cabeza y Víctor la escuchó llorar.

No sabía cómo sentirse, estaba enojado aún con ella por las decisiones que tomó y de la manera en que hizo las cosas, pero él también había hecho las cosas mal.

Ella debió de decirle completamente la verdad.

Tal vez es su forma de redimirse.

Pensó.

El hombre suspiró y caminó hacia ella. La abrazó y llevó su cabeza a su pecho, trató de calmar su llanto mientras acariciaba su pelo.

- no debiste de hacer eso.