Propuesta indecente

11.4K 535 29
                                    

Maldijo al ver que la foto había salido algo borrosa y no se distinguía bien la figura de Queenie mostrando su rosado coño como si fuera una actriz porno

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Maldijo al ver que la foto había salido algo borrosa y no se distinguía bien la figura de Queenie mostrando su rosado coño como si fuera una actriz porno.

La ducha fría no le ayudó mucho, así que se dedicó a ignorar el semi erecto miembro que lo acompañó hasta sus fatídicos sueños, donde aparecía Queenie, sus senos saltando, su delgado y curvilíneo cuerpo sudado encima de una mesa, con sus piernas abiertas y su cara llena de placer rogándole que lo hiciera más rápido.

Se levantó con una erección más potente y gruñó en sus adentros, sintiendo como el peso se acumulaba en el centro de su cuerpo. Sabía que no se libraría de esto, así que pasó la mano por debajo de sus pantalones y sacó su masculinidad completamente erecta, suplicando por roces para que le brindara la comodidad que necesitaba.

Sin poder evitarlo la imagen en sus sueños se repitió, imaginándose los gritos de placer que saldrían de su boca, sus senos perfectos rebotando ante el impacto de su cuerpo con el suyo, su coño lampiño, rojo ante la brusquedad de sus estocadas, ella temblando, gimiendo, gritando su nombre...

Llegó con violencia hasta su orgasmo y gruñó de placer. Sus dedos de los pies apretados y sus muslos contraídos. No recordaba que una paja fuera tan divertida, pero descubrió que tener a Q en su cabeza lo había hecho así.

Se dio una ducha larga pensando en lo ocurrido la noche anterior, en la cara de su hermanastra al rogarle que si tuviera corazón no lo hiciera. Ella no dijo nada, pero, sus ojos grandes lo decían todo.

No dejaría pesar esta oportunidad por más ruegos que Q le diera. No se veía esta situación todos los días y estaba seguro de que no la volvería a ver. Deseaba ver como por primera vez Q no era la perfecta hija de papá.

A él siempre lo comparaban con ella, por su estilo de vida y las constantes mujeres que probaban su pene. Era hombre y era joven, universitario, y de vez en cuando necesitaba soltar el estrés retenido. El sexo era su segundo nombre y no lo negaba, pero a su madre le molestaba su descontrol y que nunca le había conocido a una novia.

Pero, ¿para qué una novia si puede tenerla a todas?. ¿Por qué lo comparaban con ella?, si él estudiaba y casi estaba por graduarse, la única diferencia es que él vivía su vida como quería, sin tabues, sin mirar hacia atrás.

Sabía que tendría que controlarse cuando tomara la empresa de su padre, pero no dejaría sus antiguas costumbres así por así, solo subirían de rango, se iba a acostumbrar a mujeres de alta gama, del espectáculo, del modelaje.

Sonrió ante esto. Las mujeres no se resistían ante alguien apuesto y con dinero, imagínense también siendo un magnate empresario. Tendría que quitarse a las mujeres de encima, que ahora de por sí lo hacía.

Salió de la habitación vestido con una musculosa y un bóxer largo junto con unas pantuflas.

Era sábado, y por lo general su madre daba el fin de semana libre a las sirvientas y jardineros. Así que, él estaba solo con su hermanastra querida.

La tentación de VíctorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora