Descubriendo la verdad

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Víctor apenas era un puberto de 13 años cuando conoció a la pequeña rubia de 10

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Víctor apenas era un puberto de 13 años cuando conoció a la pequeña rubia de 10. Para él era tonta, fea y no había un sentido por lo cual ella existiera.

Había sido la hija que Victoria, su madre, nunca llegó a tener y siempre quiso. De un perfecto rubio platinado y unos ojos azules, tirando a grises.

Cuando Valentino se cruzó con Victoria en aquél teatro, al mirarlos supo que había algo allí, incluso ojeó a la pálida niña con lentes y labios más rosados que había visto.

Su padre Vicente había caído preso hacía 3 años atrás, y apenas dos años después su mamá le pidió el divorcio y todo empezó a ir de mal en peor para Víctor, al ver como sus padres se separaban. El no ver su padre más que a través de un cristal, lo marcaba mucho, comenzaba a ser un adolescente y todo parecía pegarle con más violencia por más insignificante que fuera la situación.

Un año después de que Valentino y Victoria habían comenzado a salir, su madre había considerado en murdarse todos juntos. Lo cual habían hecho pocos meses después y Víctor tuvo que aguantar cada una de las cosas que le irritaban de su hermanastra llamada Queenie.

A Víctor no le gustaba la idea para nada, quería que su madre volviera con su padre aunque esto fuera muy difícil pues le quedaban muchos años en la cárcel. Valentino era bueno, se preocupaba por Víctor y trataba de llevarse bien con él, lo cual logró al pasar los años, pero nunca logró que Queenie le cayera bien, aún después de todos los años que llevaban viviendo juntos.

Según Victoria, Queenie era demasiado brillante para su edad. Lo decían sus constantes medallas y trofeos en su habitación, pero a Víctor no lo impresionaba para nada.

Nunca llegó a ver a Queenie como una chica, o una simple mujer. La pubertad le favoreció bien a la rubia pero esto nunca llamó la atención del chico, pues no era alguien que le simpatizara mucho y todo lo que ella hacía o decía le parecía estúpido.

Sus primas le preguntaban que cuál era su problema, pues Q era amiga de ellas y ellas reconocían que era alguien hermosa y demasiado amigable, solo que Víctor nunca estuvo de acuerdo con eso.

Queenie para él era una mosquita muerta, mojigata y estúpida chica. Ella era la protagonista de todas sus bromas pesadas y Victoria no se calaba sus idioteces, le ponía un castigo y esto solo hacía que el odio hacia la rubia creciera más.

No la soportaba en lo absoluto.

Los años iban pasando y cada quién iba creciendo. La universidad llegó y su madre le pidió que se quedara en la mansión hasta que terminara sus estudios. No quería perder a su hijo tan pronto, por lo menos quería saborear con él los últimos años de universidad y por eso él decidió quedarse en su casa, por varios años hasta que terminara la dichosa carrera.

Ese día había llegado de una fiesta muy violenta en la que su prima Verónica había quedado muy borracha. Tuvo que llevarla a su casa pues claramente no estaba en condiciones para conducir y no era necesario llamar a un taxi cuando él estaba sobrio y podía llevarla. Violet, su otra prima, decidió irse de la fiesta temprano pues su madre no se encontraba bien de una gripe que andaba contagiando a todos.

La tentación de VíctorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora