Habían transcurrido ya quince días desde aquella velada en casa de Yureiny. No la había visto desde entonces y aún tenía en mente las cosas que me dijo por la mañana cuando despertamos. Hablaba de viajes astrales o algo así. Me contó que había personas que tenían la habilidad de desprender completamente el alma de su cuerpo para viajar a un mundo paralelo al nuestro. Que muchos adquirían dicha habilidad con el tiempo y la práctica; pero que también había quienes nacían con ese don, e inconscientemente, viajaban a otros mundos mientras dormían. Estos últimos ignoraban la existencia de dicha habilidad, ya que creían firmemente que se trataba de sueños —aunque extraños— comunes y corrientes. Resultaba un tema interesante, aunque todo pareciera una fantasía muy fumada. También mencionó algo que, cada que lo recuerdo, un escalofrío recorre toda mi espalda.
Me dijo que cuando el alma se desprende del cuerpo, pasamos a formar parte del otro mundo. Un mundo en el que, al igual que nosotros, pululan muchas otras almas buscando algo. Hay quienes aseguran que el alma aún sigue vinculada a nuestro cuerpo por medio de una guía muy delgada y que, si ésta llegase a romperse, quedaríamos perdidos en la oscuridad para siempre. Existen almas perdidas que buscan la oportunidad más mínima para regresar de nuevo a nuestro plano, y están dispuestas a hacer cualquier cosa por conseguirlo. Bien podrían romper ese vínculo y apoderarse de nuestro cuerpo.
Después de aquella mañana, las noches me resultaron terroríficas, y durante dos días enteros no pegué siquiera un ojo. Temía que yo fuera uno de esos pocos afortunados que viajan mientras duermen.
Todo aquello me dejó una intriga fatal. Los primeros días quería olvidar todo y ocupar mi mente con otras cosas. Imaginaba que mi cuarto podría estar infestado de almas y entes malditos que esperaban ansiosos a que durmiera y deshabitara mi cuerpo para apoderarse de él. Era todo tan loco y aterrador.
Yo, hasta hace poco, aún era un tío escéptico: decía que la gente era tonta por creer en supersticiones de esa calaña, y me reía muy en el fondo por lo ridículo que se veían comprando amuletos y extrañas protecciones en los mercados.
Como siempre, después de conocer un tema nuevo, te das cuenta que estás involucrado de cualquier manera en él, y a partir de ese momento, se vuelve algo tan común en tu vida diaria. Así fue entonces que, un sábado por la tarde en el que me tumbé sobre la cama y me dispuse a ver películas, enmudecí al terminar un filme. El protagonista de la trama, creyendo que se trataba de un sueño en el que podía volar, se aventuró a lo desconocido y se alejó más de lo que debía. Llegó a un punto en que el único vínculo con su cuerpo se fracturó, y su alma quedó del otro lado sin poder regresar. No estoy muy seguro de recordar con claridad, pero creo que después intentaron rescatarlo y lo consiguieron. Sin embargo, el rescatista perdió la batalla de regreso y su cuerpo fue poseído por alguien más.
Ahora que lo recuerdo, alguna vez leí un libro de Paulo Coelho titulado «Veronika decide morir». En alguna parte de esta historia se mencionaba el caso de una paciente mental que, mediante un «coma insulínico», lograba el desprendimiento cuerpo-alma.
Después de ver aquella película, pensé en Yureiny. Deseaba besarla y dormir a su lado. Sabía que la suerte jugaba un rol importante entre nosotros, y esta podría variar de un momento a otro; sin embargo, me propuse convencerla de alguna manera.
A la mañana siguiente, me levanté de la cama y tomé un baño. El agua estaba helada. Olvidé encender el calentador. Aquel tema de los sueños me había dejado torpe y no lograba concentrarme en mis actividades cotidianas. Cuando terminé de ducharme, fui a la cocina con la toalla aún amarrada en la cintura y algunas gotitas de agua en mi piel. Necesitaba café, y no haría nada hasta haberme atiborrado con dos o tres tazas antes de arroparme.
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YUREINY
Teen FictionLa vida de Ibagh (un joven soltero cuya esperanza en la sociedad es baja) se ve alterada de manera radical con la llegada de Yureiny: una chica tierna que ha conocido en una tienda de discos y que desencadenará en él sentimientos inesperados. Consej...