Los jadeos de ambos se escuchaban por la obscura habitación. El ambiente era pesado, cargado con un desagradable olor a tristeza combinado con excitación. Kagami cerraba los ojos, intentando mantener toda la situación como una mera fantasía, manteniendo toda la experiencia en negro, pues cuando su celo se hubiese calmado, no habría vuelta atrás. Intentó no pensar en el placer que le proporcionaba el estar dentro de Aomine, tampoco quiso escuchar su voz, y alejó los brazos que intentaban desesperadamente aferrarse a él.
-Taiga...
Aomine miraba con lágrimas en los ojos a su pareja, quien intentaba apresurar la experiencia, penetrandolo descuidadamente y evitando sus ojos. Sabia que Kagami odiaba mucho el momento en el que debían encargarse mutuamente de sus celos, pero era innevitable hacerlo, pues por la coneccion que tenian, sabían el dolor del otro, y se terminaban exitando en consecuencia. Cuando Kagami terminó, ambos se quedaron acostados, solamente respirando, y finalmente se vieron a los ojos, unos llenos de anhelo y dolor, y los otros de resignación.
Dos años habían pasado desde aquel día. Aomine ni siquiera se consideraba capaz de quejarse por el trato recibido, el había sido el único que había conseguido el desprecio de Taiga. Cuando recien sucedio todo ese desastre, habían intentado convivir por su propio bien, pero siempre tenían una pelea por cualquier cosa, el ambiente en el departamento era casi insoportable. No le había quedado de otra a Aomine que irse a vivir un tiempo con Tetsu, manteniendo constante contacto con Taiga, que aunque pudo aprovechar la oportunidad para romper el vinculo, no lo hizo.
Llegó a pensar en romperlo, incluso aunque no quería dejar ir al pelirrojo, le dolía mucho ver lo infeliz que lo hacía atandolo. Pero cuando sugirió una separación, solo pasaron unos pocos meses para que fuera el mismo Taiga quien lo buscara, no por que sintiera amor por el, pues distaba mucho de ser la realidad. La verdadera razón, fue que el chico no soportaba pasar sus celos solo. El dolor había sido tan intenso que se desmayó y cayó enfermo, y se sumía en una terrible depresión si no estaba con el. Puede que las feromonas de los alfas no fueran compatibles entre sí, pero luego de convivir y estar en la rutina, el aroma de Aomine y su presencia conseguian mantenerlo estable, incluso aunque siempre estaba irritable y molesto con el moreno, lo necesitaba.
Se juntaban cada cierto tiempo, pero como las peleas no disminuan, llegaron al acuerdo de vivir juntos, pero en habitaciones separadas para que pudieran tener una mayor privacidad y sobrellevar la convivencia.
Luego de ser desheredado por la familia Aomine, Daiki había tenido que conseguir un trabajo por su cuenta, y aunque a duras penas podía pagar con eso la carrera y el alquiler, siempre intentaba hacer un esfuerzo extra para salir adelante. Claro que ya no había lujos, pero todo iba con un flujo relativamente normal.
En cuanto a Taiga, bueno... su padre no había estado muy de acuerdo en que su hijo viviera como un omega. Intentó buscar más soluciones, pero todos los médicos coincidieron en lo mismo, si el que era poseedor de la mordida no soportaba la anulación del vínculo, la única vía posible era extraer su glándula. Al final el hombre se resignó, y terminó por darle su apoyo a Taiga en cualquier cosa que necesitara.
El pelirrojo no estaba bien con la situación, siempre había querido ser diferente de su padre y de su madre, y se sentía atado en las dos posiciones. El trato cruel que recibía el moreno de su parte era completamente intencionado, en cierta forma sentía que se vengaba de él por intentar retenerlo. Si se hubieran separado al momento tal vez todo hubiera sido más fácil para ellos, pero ya no quedaba nada que lamentar.
Miró la piel morena brillando por el sudor, y el rastro de húmedo correr de los ojos hasta las mejillas de Daiki. Taiga era muy conciente de lo que causaba en él, pues solo bastaba con mirarlo para saber que pensaba. Pero Daiki nunca intentaba reclamarle nada, a pesar de siempre buscara un pretexto para pelear, nunca le sacaba cosas en cara, siempre intentaba ser razonable con el, incluso aunque cayera en el fastidio al final y terminara por retirarse de la pelea, dando un portazo. Luego de la primera sumisión a la que lo sometió en sus primeros días juntos, nunca volvió a intentar ese tono con el.
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The three tonalities of love
FanficEl reloj sonó más fuerte que nunca, el sólo se quedó paralizado en su cama, mientras el recuerdo de aquella sonrisa se transformaba en una mueca llena de odio. Por su ventana entro el infernal calor de verano, empeorando su desgracia. Su boca ardí...