Golpeó los papeles sobre el escritorio, tomó la pluma de la bolsa de la gabacha y comenzó a revisarlos.
-Hey. –Sintió la mano masculina desacomodar su cabello largo y negro.- Vamos a la sala de descanso?
Se volvió para observar al gran hombre, rubio, de carnosos labios y unos grandes ojos azules. Él estaba sin su gabacha usando solamente ropa azul y el estetoscopio que colgaba en su cuello, los brazos fuertes saliendo de las mangas de la camisa.
-Todavía tengo que ver a una paciente. –sonrió tomando su propio estetoscopio que estaba sobre el escritorio.
-Cuidado Laur, vas a perder la cuenta regresiva. –él comenzó a alejarse con una sonrisa.- y no vas a conseguir el beso de aquella enfermera linda de pediatría.
-Sam, jódete. –comenzó a caminar hacia al otro lado, escuchando la risa del otro médico.
Caminó por los pasillos sonriendo y saludando a quienes pasaban. Su última paciente era más joven que ella, tenía 23 años.
Había sufrido un accidente automovilístico, el Mercedes había sufrido una pérdida total, pero el conductor apenas se había hecho daño. Una costilla fracturada así como el tobillo, algunas lesiones por el cuerpo, una conmoción y un corte en la frente.
Un milagro de navidad. El accidente ocurrió la noche de navidad.
Empujó la puerta fría, la habitación estaba oscura y silenciosa.
-Señorita…Hm…Cabello? –se detuvo cerrando la puerta.- Puedo encender la luz?
-No. –murmuró ronca, la lámpara de noche al lado de la cama se encendió.- en qué puedo ayudarla, doctora Jauregui?
La doctora tomó el prontuario a los pies de la cama y se acercó examinando el rostro de la mujer. El rostro serio vuelto hacia el techo, los brazos descansando junto a su cuerpo, los ojos castaños estaban sin vida e insensibles. Las sombras bailaban en el rostro de la mujer, realzando sus trazos fuertes. El oscuro cabello estaba desordenado y enredado tirado por todas partes.
-De hecho, yo vine a ver en qué podía ayudarla. –sonrió inclinándose hacia ella, comenzó a examinar sus ojos.- La señorita será dada de alta mañana.
-Vaya, que divertido. –gruñó alejando el rostro del toque de la doctora, cerró los ojos recostando la cabeza sobre la almohada.
-Hm…estás sintiendo algún dolor? –se movió hacia el tobillo elevado.
-No.
-Señorita Cabello, puedo hacerle una pregunta? –suspiró pesadamente.
-Es un país libre.
-Qué está haciendo aquí? –frunció las cejas.
La mujer miró a la doctora levemente interesada en la pregunta, una irónica sonrisa llegó a sus labios.
-Y yo creyendo que eras mi doctora. –soltó una risa burlista.- No sabe por qué estoy aquí?
-Sé perfectamente por qué está aquí. –se cruzó de brazos.- Pero cuando una mujer hermosa como usted y de tan solo 23 años, proveniente de una familia de grande riqueza, choca un Mercedes Benz que vale, bromeando, más de 100 mil dólares, en una pared de concreto sin haber ingerido una sola gota de alcohol yo me preguntó; qué está haciendo ella aquí?
La mujer se movió incomoda en la cama, los ojos verdes aún en la penumbra la miraban fijamente. La doctora Jauregui suspiró y miró su reloj de pulso, eran las 23:10.
-Bueno, ya que por lo que veo no obtendré una respuesta. –firmó el prontuario y lo dejó en su lugar.- Tengo otro lugar para estar, tenga un feliz año nuevo, señorita Camila.
Le dio la espalda a la cama y caminó hasta la puerta abriéndola y saliendo hacia el pasillo bañado de luz.
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Nuevo fic wooooooooooho! Espero que les guste, por cierto si pueden compartirlo con más personas sería muy cool de su parte, ah y casi se me olvida, este fanfic es corto, de 8 capítulos creo, pero aun así es bastante bueno y espero que les guste!
