Capítulo 5

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Hizo una pose más para el lente que no la dejaba de seguir en los últimos tres días.

-Basta. –sujetó el pulso de Lauren llevándola por la calle, su tobillo ya aguantaba un poco el peso y en la noche la doctora lo masajearía y lo comprimiría para que mejorara más rápido.- Ven.

La llevó por los callejones ya conocidos hasta el café que habían acostumbrado frecuentar, era pequeño y acogedor con sus retratos de París a través de los años. Al frente tenía una librería abarrotada de clásicos que Camila nunca imaginó encontrar.

Con los días descubrió que la chica estaba tratando de formarse en periodismo, pero quería cambiar a un curso que tuviera que ver más con la música. Su papá le había dejado buena parte del sello de Tower Music y ahora ella no tenía idea de qué hacer con la empresa. Antes había pensado en venderla, pero después que Lauren apareció decidió cambiar de idea. Era su legado y no lo tiraría. Se sentaron en una de las mesas de la esquina para poder compartir el asiento recostado a la pared. Algunos jóvenes ensayaban una canción en el escenario improvisado. Cuando la camarera llegó a tomar la orden de las dos chicas ya conocidas, Camila sujetó la mano de Lauren que estaba sobre la mesa. No podía resistirse desde el primer momento en el que la vio entrar por la puerta del hospital. Y ella sabía que le lanzaba miradas sugestivas a la doctora.

Lauren ordenó las bebidas y regresó su atención a la chica a su lado.

-Hola. –susurró sonriendo.- Será que usted me puede ayudar? Estoy un poco perdida…

-Perdida? –entró en la broma poniéndose seria.- ¿De quién se perdió?

-Me perdí por ahí. –se encogió de hombros.- Estoy intentando encontrar a una mujer.

-¿Sí? ¿Y cómo es ella?

-Ella tiene más o menos su altura y el cabello largo, así como el suyo. –acarició el cabello de la chica.- Una boca deliciosa y una piel canela tan perfecta como la suya. ¡Hey! Espera. Ya no estoy perdida…

-Eres una idiota. –soltó una risa antes de besar sus labios.

-Pero cualquier persona que tiene el Dra delante del nombre se vuelve una idiota. –dio un pequeño beso en la punta de la nariz.- Y es un hecho.

-Perdón, no sabía sobre ese hecho. –se acurrucó más a ella pasando uno de los brazos de Lauren por su cintura y una de sus piernas se apoyó en el muslo de la doctora.- Pero si no me equivoco, estoy con la reina de las idiotas.

-Cuidado señorita Cabello. –levantó un dedo en advertencia.- Puedo mandar a cortarle la cabeza.

-Pero yo solo quería perseguir al conejo blanco que siempre está viendo su reloj, pues está atrasado. –abrió sus ojos fingiendo inocencia.

Lauren soltó una risa por lo que Camila resopló haciendo puchero.

-No lo creo…tu idiotez es contagiosa.

-Vivir es ser idiota. –la besó en la mejilla.

Caminaron por las calles de regreso al hotel. Lauren tenía uno de los brazos en torno a los hombros de Camila que se inclinaba contra ella.

-¿Me cuentas más de tu familia? –la chica menor pidió apoyando la cabeza en el hombro de la doctora.

-Hm…-miró alrededor intentando huir del tema.- Ellos son normales.

-Laur. –soltó una risa.

-Te juro que no hay ningún alíen. –levantó la mano derecha.

-En serio. –dejó de caminar tomándola de la cintura acercándola más.- ¿Cómo son tus papás?

-Ok. –suspiró, la llevó cerca de la orilla del río, Camila se posicionó frente a la barandilla mientras Lauren la abrazaba por atrás.- Mi papá es abogado con bufete propio mientras mi mamá es ama de casa. Fin de la historia.

-Amor. –volvió sus ojos.- En serio.

-No tengo una relación muy buena con mi papá. –murmuró.- no sé, creo que no tuvimos una conversación decente hace años.

-¿Por qué?

-No lo sé, simplemente muchas veces no nos soportábamos. –se encogió de hombros.- la relación con mi mamá es mejor, mucho mejor.

-¿Y con Chris? –la tomó de los brazos.

-Nosotros nos alejamos debido al trabajo y la distancia obviamente, pero siempre intentamos hablarnos y ya sabes…intercambiar noticias. –la besó en el hombro.- Sé que hablar así es extraño, mi familia es extraña.

-Las familias son extrañas. –respondió frotando sus brazos.- ¿Y los abuelos, tíos y primos?

-Familia grande. –respondió soltando una risa.- La verdad es que, aparte de mi papá, me llevo bien con todos, con mi abuelo principalmente. Él siempre tiene buenas historias para contar.

-Me gustaría conocer a la familia Jauregui. –murmuró cerrando los ojos.

-Bueno, en unos meses mi abuelo cumplirá años, si quieres ir conmigo, podemos pasar un fin de semana con ellos. –volvió a besar su hombro.- Me sentiré más que feliz.

-¡Ay qué lindo! Ya estamos haciendo planes juntas. –Camila dijo animada arrancando una risa de la chica mayor.- Eso es vivir, ¿no?

Se quedaron en silencio viendo la puesta de sol detrás de los edificios. El margen del río Sena se teñía de todo aquel tono rojo anaranjado. Una vez en otra ocasión, escuché que existen dos momentos durante el día que son sublimes y únicos, aunque todos digan que son iguales todos los días.

La verdad es que las personas nunca realmente prestan atención a las cosas pequeñas que se presentan, es tan poético que puede quitar las palabras de cualquiera. Es el inicio y el fin de un día que pronto se empalma en la oscuridad, sabiendo que la luz no tardará en venir una vez más. Es el espectáculo del Creador y cada día es único, pero nadie sabe apreciarlo, pues la vida es siempre tan rápida que simplemente te olvidas de mirar.

Ese es el problema de las personas, ¿se entiende?

Es querer correr cuando Él solo te dice; camina. Vamos, piensa un momento… ¿Cuándo fue la última vez que te permitiste detenerte cinco minutos y ver un atardecer?

Acompañado o solo, no importa. ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste completo viendo una imagen que nadie notaría, pero tú lo hiciste y tu cuerpo se erizó y tus ojos se llenaron de lágrimas simplemente porque lo viste?

Cuando una canción en modo aleatorio simplemente llega a tus oídos y entiendes y sabes que el ‘por si acaso’ no existe. Todo está planeado y todo está siendo ejecutado.

Cuando ves a los ojos a esa persona y sabes que darías el mundo por ella aunque eso te destruya, pero su sonrisa lo recompensará.

¿Cuándo fue la última vez que tu corazón se aceleró por una mirada? Que te permitiste llorar de emoción. Que reíste hasta que te doliera la panza. Que dijiste una estupidez solo para que tu amigo sonriera cuando estaba triste.

¿Cuándo fue la última vez que te indignó ver un niño con hambre? Un animal ser maltratado.

¿Cuándo fue la última vez que te sentiste vivo?

Viver (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora