-5,4,3,2,1 FELIZ AÑO NUEVO! –el grito vino por todos lados, como si la ciudad estuviera explotando en una sola voz.
Los labios se chocaron junto a un suspiro de placer. Fuegos artificiales.
Retiró el chaleco que llevaba Camila dejándolo en el suelo, apoyó a la mujer en la cama.
-Traeré algo seco para que te cambies. –la besó en la frente saliendo en dirección a la cómoda del otro lado de la habitación.
Camila veía la ropa de Lauren que se adhería a su cuerpo perfecto, la sonrisa no podía salir de sus labios.
-Puedes hacerlo sola? –le extendió una nueva bata y una toalla.
-Claro. –Esperó a que Lauren se volviera para poder desnudarse y secarse.
-Me cambiaré de ropa. –la chica de ojos verdes aún seguía de espaldas.
-Regresas? –Levantó la cabeza rápidamente.
-Claro. –comenzó a caminar hacia la puerta.- No tardo.
Camila estaba una vez más entre las sábanas esperando a la doctora, sus ojos presos en la ventana lavada por la lluvia. Su mente reviviendo los besos intercambiados en la lluvia, era extraño pensar en eso, quiero decir, todo fue tan rápido. Ella simplemente confió en la doctora porque se fue a quedar con ella en silencio, sin presión, solamente hacerle compañía y luego ella vio un lado dulce y gentil.
¿En una noche? ¿En serio Cabello? Una maldita noche.
Lauren abrió la puerta de la habitación creyendo que tal vez Camila ya se había dormido, sonrió viendo a la mujer jugando con las sábanas.
-Hey! –sonrió acercándose tomando una vez más la silla al lado de la cama.- ¿Cómo te sientes?
-Bien. –volvió su rostro hacia ella soltando un suspiro satisfecho.- ¿Y tú?
-Hm…¿yo? –se sentó en el borde de la silla.- Quiero saber un secreto tuyo.
-¿Qué? –soltó una risa.
-Un secreto, vamos. –deslizó la mano por el brazo de la chica hasta el pulso, lo sujetó lentamente, volviéndolo para depositar un pequeño beso.- Cualquier cosa.
-Ok…-una sonrisa ridícula apareció en sus labios, sí, ella estaba vendida.- Soy vegetariana y una vez sin querer terminé comiendo un pedazo de chocolate con leche.
-¿En serio? –Lauren arqueó una ceja.- ¿Ese es tu secreto?
-No, el secreto es que me encantó el sabor y siempre que mi consciencia me lo permite me devoro una barra entera…
Lauren soltó una risa mientras Camila intentaba esconder el rostro.
-Ahora dime uno tuyo. –murmuró sin dejar de ver hacia el otro lado.
-Yo quería ser fotógrafa. –comenzó a trazar padrones en la parte interna del pulso.- Tomé algunos cursos y tengo algunas máquinas, pero nunca tuve el coraje para decirle a mi papá que era eso lo que quería, así que me formé en medicina y nunca le mostré ninguna de mis fotos a nadie.
-¿Nadie nunca ha visto una?
-No. –se encogió de hombros.- La verdad nadie sabe que tomo fotos.
-Ok…otro secreto. –paró humedeciendo los labios con la punta de la lengua.- Antes de esta noche iban a hacer exactamente 8 meses desde que no sonreía o reía.
-Eso es bueno, cierto? –Inclinó la cabeza con una pequeña sonrisa.- ahora que has dado esa bella sonrisa y esa hermosa risa.
-No sé, tal vez debas parar con mis medicamentos.- chasqueó los labios fingiendo descanso.
