Terapia ➮ᏚeokᎻui

s e i s

-El paciente Lee se está volviendo pasivo -mencionó el hombre mayor con bata mientras leía el expediente- creo que es momento para que deje la camilla.

- ¿Está seguro, señor? -Jun preguntó un poco inquieto.

-Por supuesto. Estando tú a cargo de él, no creo que suceda algo malo -Le regaló una sonrisa reconfortante- Yo sé que eres fuerte, Jun.

Claro que era fuerte, pero no confiaba que el pelinegro bajara la guardía así como así. SeokMin no podía controlar sus impulsos de lastimar a alguien, no lo reconocía, era un desconocido más; por lo que no podría estar tan calmado como si nada.

El rubio fue directo a la habitación de SeokMin, antes de girar la perilla respiró con profundidad para calmar sus nervios.

Lo encontró tomando una siesta, se veía tan sereno y pacífico. Le encantaba verlo dormir, le recordaba como si estuviesen en su viejo hogar. Él llegando del trabajo por la noche y SeokMin tratando de esperar su llegada en el sofá.

Ya podía ver los viejos ellos.

Se inclinó y besó a SeokMin como en el pasado. El aliento sobre su rostro le tranquilizó. No le impresionó que los besos fueran correspondidos después de segundos, Jun quería revivir las olvidadas escenas con tal de sentirse una vez más.

Su mano se arrastró hasta el borde del pantalón que SeokMin traía puesto, lo atravesó y amasó el tibio bulto. El pelinegro gimió adormecido, empujó las cadera hacia arriba por el toque que lo sensibilizó al instante.

Jun se excitó cuando la longitud de SeokMin respondía creciendo y estirando en su mano, también se empezó a tocar por si solo. A esas alturas, sus lenguas peleaban por ser el ganador.

-Jun -Las manos de SeokMin se trataron de mover, pero aún seguía sujetó a los cinturones.

Quería tocar a Jun. Necesitaba agarrar de las hebras lacias por las lamidas que propinaba su enfermero en el órgano endurecido. Jun se sentó a horcajadas sobre él, ya sin las prendas inferiores que lo cubrían.

SeokMin vio en primera fila como su eje era absorbido por el interior del rubio. Después de la intromisión, Jun empezó a dar pequeños brincos placenteros.

Ayudó un poco moviendo sus caderas, sin embargo, en esa pose se le dificultaba.

-Extrañé ésto -Murmuró el rubio con los ojos cerrados, golpeando su zona erógena recargando las manos en los muslos tonificados de SeokMin.

-Jun, desata mis manos.

No volvió a repetirle la orden, Jun hizo caso sin vacilar, y sin pensar que en algún momento SeokMin podría atentar contra su confianza.

Por suerte no fue así, una vez con las manos libres SeokMin lo sujetó por los costados del rostro y le plantó un beso húmedo lleno de deseo, cuál le hizo sacar un suspiro al rubio. En seguida fueron tomadas las nalgas con fuerza hasta dejar marcas de sus dedos en la piel.

Gimieron entre el beso al unísono cuando SeokMin golpeó el interior con rapidez y profundidad.