𝓟𝓐𝓡𝓣𝓔 𝓓𝓞𝓢

545 48 15
                                    

Él de pulcros y simples colores verde, blanco y rojo, apretaba la tela de la parte posterior de su camisa, denotando que, había vuelto a bajar de peso. Algo ya muy cotidiano para él, incluso, sabía que aún si comiera de más, no subiría ni un solo gramo; la explicación que O.M.S. le dió fue vaga, tanto que prefirió ignorarla, quizá aquel día tenía tantos pendientes que no le prestó tanta atención a sus preguntas, quizás ya se había cansado de rogarle que se cuidara y diera fin a su “problema” o solo tal vez, él comenzaba a darle muchas vueltas al asunto, como fuera, negó un par de veces, mientras buscaba entre sus cosas algo que podría aparentar menos su pérdida de peso. 

     Algo que no encontraba nada, todo lo que se probó le quedaba sorpresivamente grande, algo que lo volvería a generar que comprará más ropa, algo que si bien no le molestaba, ya era frustrante, no podía darse aquel lujo de que notarán su delgado cuerpo y preocupar a sus pobladores e ir a otro lado sería un escándalo por su condición, después de todo, lo chismes vuelan rápido. Simplemente apretó un poco la quijada, escuchando rechinar sus dientes pero solo, masajeando el puente de su nariz con frustración, escuchando sonar su teléfono.

— Pronto, Francia– habló con tranquilidad, al solo contestar, reconocía el tono de llamada de manera casi automática, y esperando una respuesta, escuchando un profundo grito de emoción que lo hizo alejar aquel aparato de su cara.

— ¡Italie!– pronunció con cariño y bastante emoción, olvidando toda prudencia que le caracterizaba, puesto que aquella musa estaba completamente emocionada– ¡Te tengo una maravillosa sorpresa!– chillo de emoción, mientras el italiano negaba suavemente, aún con el teléfono bastante cerca de su oído– Así que después de la junta de ONU quiero hablar contigo– comentó ya con una voz más calmada o eso hasta escuchar una extraño sonido por parte de su amigo– ¿Ocurre algo, Italie?

— Si ¿no podría ser antes?– su voz y expresión lo decían todo, seguía aún muy confundido sobre lo que debía hacer, pero ya tenía un compromiso y no lo rompería, aún si tenía un mal presentimiento.

— ¿Acaso tienes planes?– mencionó con picardía y lo que el Italiano podría describir como una sonrisa burlona, que sin verla, la conocía perfectamente.

— Algo así, es una larga y complicada historia– murmuró apretando su celular– como sea, no es nada muy importante que debas saber. 

— ¿Qué?– dijo indignada la francesa, exagerando mucho su tono de voz– yo te confío todo y tú me ocultas cosas– parecía al borde del llanto, algo que Italia nunca había soportado.

— Bien, te hablaré de eso otro día, pasando lo que tenga que pasar– murmuró lo último, no muy convencido, siguiendo con una charla más amena con la francesa, quién le contaba de su último viaje y de lo feliz que estaba con su pareja, algo que siempre hacía reír al italiano, que le animaba verla tan felíz, aunque aún tenía malos recuerdos de vez en cuando respecto al pasado, quizá por ello no permitía ser nuevamente la razón de sus lágrimas, aún si la dulce y amable francesa dijera lo contrario, pidiéndole olvidar aquello, él simplemente no podía, siempre regresaba de manera fugaz a su mente y se sentía culpable. Y esa misma culpa lo alejó de la conversación hasta escuchar la peculiar pregunta de Francia.

— Por cierto, se que quizás no debería preguntar pero ¿cómo sigues, respecto a “eso”?– trató de ser discreta con su pregunta, pero solo logró incomodar al contrario que soltó un largo suspiro, tocando su pecho.

— He meditado mis opciones y creo que mi mejor opción es operarme, como me sugirió O.M.S. ...

«Solo por su pueblo lo haría, olvidaría  aquel profundo dolor y volveria a vivir, aún si debía abandonar a los que amaba, pero que no haría por sus pobladores.» 

Pétalos de esperanza ❀ [Italia & España] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora