Después de todo lo ocurrido, de hablar de temas triviales y una llamada inesperada, ya habían transcurrido tan solo tres horas desde la partida del español de su hogar, tan solo tres horas desde que se tiró en la cama a pensar detenidamente todo lo ocurrido, tan solo tres horas sintiendo el suave palpitar de su corazón latir con tranquilidad en el profundo silencio de su hogar, sintiendo el frío ambiente de la madrugada.
— ¿Spagna, a que le temes?– repitió su pregunta, a la nada, tocando suavemente sus labios con la yema de sus dedos, sumergiéndose en el recuerdo de aquella tarde.
⟨ … ›
No hacía falta decir más, para que pudiera entender de manera ambigua la situación, por lo que solté un pequeño suspiro, para recargar mi cabeza en su mano, evitando recargar todo su peso sobre su “frágil„ mano, solo quería sentir su tacto sobre mi piel, que aquella calidez me abrazara tan solo una última vez, antes de sincerarme completamente con él, o esa era la idea– Mi lindo Spagna– solté con suavidad, cerrando mis ojos, no quería verlo, no con aquellos pensamientos corriendo por mi cabeza– ¿A qué le temes?– pregunté sin mucho ánimo, creía saber el motivo y no quería escucharlo salir de entre sus labios, tan solo quería ser egoísta y pensar que no era por ella, que era por mí, que yo simbolizaba más para él que ella, solo por esta ocasión no quería pensar que existiera una tercera parte, solo nosotros dos, temiendole a lo mismo, algo que se salió de mis pensamientos– por qué yo, en este momento estoy aterrado– pareció que confesé de la nada, pero realmente solo estaba siendo imprudente, olvidando aquella delgada línea que nos separaba, que nos volvía extraños, por lo que sin darme cuenta solté una escurridiza lágrima que no recorrió mis pálidas mejillas, sino llegó hasta la palma de su mano, para alarmarle, para obligarle a acariciar mi rostro en búsqueda de entender como solo aquella desgraciada había salido de mis ojos sin mi consentimiento, pero sobretodo todo, por qué había salido ahora, con lo que debería ser un tema aparte, por lo que decidí hablar, controlando el titubear de mi voz, tratando de ser lo más fuerte posible ante él– pero sabes, aún cuando estoy muy aterrado, no puedo dejarme vencer por mis miedos, debo ser fuerte para mí– repetí lo que solía decirle a todos, aquella gran mentira que yo mismo solía decirme y aún no podía creer, por lo que reí con brusquedad, tratando de no soltar un sollozo– o claro, eso es lo que debería poner en práctica– pareció que me auto-regañé, mientras abría con lentitud mis ojos, demostrando que estos estaban brillosos y un tanto rojos de retener aquellas lágrimas que suplicaban salir de mi interior y liberarme de aquella profunda tristeza, pero no era el momento, por lo que decidí seguir hablando como si nada, tratando de responder aquellas preguntas que él no se atrevía a preguntarme a la cara, pero que sus orbes aceituna gritaban– le temo tanto a la pequeña posibilidad de que mi peor temor se cumpla, que me condené yo solo– acepte por fin, dándole la razón a aquel Neerlandés, que pareció descubrir todo con solo mirarme, que sin que yo dijera nada, ya sabía cada detalle de la historia que jamás conté por miedo.
Tanto pasó, desde que lo dije que no logré notar cuando comencé a llorar de nuevo en silencio, sintiendo tan solo como España limpiaba con sus pulgares aquellas lágrimas que no querían dejar de salir, que solo querían liberar a mi corazón del dolor que suponía callar mis sentimientos.
— Mi pequeño Cannoli ¿No me dirás a qué le temes?– preguntó con suavidad, aún repartiendo suaves caricias en mi rostro, repartiendo a su par pequeños besos en mi frente y cabeza, como si fuera un niño pequeño que acaba de despertar de una horrorosa pesadilla, por lo que lo mire detenidamente, observando como sus miedos parecían aumentar cada vez más, como si mi sentir le hubiera afectado más de lo que debería.
— ¿Tú, me dirás primero, qué atormenta tanto a tu pobre mente?– hablé con una voz tan baja que pensé que no me había escuchado, pero al ver cómo su labios hacían un gesto que no supe reconocer lo entendí, no estaba preparado para decirme la verdad y aquello me dolía completamente, por qué esto marcaba el final de nuestra cercanía, de ser el todo del otro, por lo que aleje mi rostro de sus manos, para entrelazar las, sintiendo como él daba pequeños apretones, como si tratará de saber que yo estaba ahí, frente a él.
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Pétalos de esperanza ❀ [Italia & España]
FanficEl desamor pinta retratos confusos en nuestra historia, marcados por la soledad más profunda que podemos tener, pero ¿Cuánto dura aquel dolor? ¿Días? ¿Semanas? ¿Algunos meses? ¿O tal vez años? Yo tal vez no lo sé, pero aquel alegre chico de rasgos "...