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Se acercaba la navidad.

El fantasma había decidido hacer sufrir a todos los empleados.

Había interrumpido todos los ensayos, roto, los atuendos que se estaban utilizando y hasta había destruido los escenarios.

Mina estaba harta. ¿Qué tan inmaduro podía ser ese hombre? Ella pensaba que era un berrinche, por descubrir que Christine le temía y que estaba tal vez enamorada de su amigo de la infancia, Raoul de Chagny.

Aunque en el fondo estaba agradecida con Erik. La obra era horrible. Parecía una ridícula obra infantil. Y ella solía trabajar para proyectos más serios. Pero todo sea por darle una lección a ese imbécil.

El coro y los bailarines estaban tan asustados y paranoicos que evitaban los ensayos y todo se estaba retrasando. Por supuesto no ayudaba nada Meg Giry, gritando cada vez que se caía algo:

—¡Es el fantasma!

Christine por otro lado, intentaba no hablar mucho con Raoul, para evitar más furia por parte de Erik y hacer que parase con todo ese escándalo. Y eso entristecía al muchacho.

Esto es lo que quiere, pensó Mina. Separar de esta manera a Christine y Raoul, obligando a Christie a esconderse del chico, y así darle un mensaje. Que nunca tendría a Christine.

—No si yo puedo evitarlo—se dijo Mina.

Después de la hora de comida, Mina tomo el brazo de Christine y la llevo fuera del teatro, en un café modesto.

—Ia, ¿Qué pasa? —le pregunto la chica mientras se sentaban, totalmente confundida.

Mina saco un cuaderno y un bolígrafo, y se los extendió a Christine.

—Tienes que escribirle algo a Raoul.

—¿Qué? —dijo Christine un poco alarmada. —No puedo, Erik no me lo permite.

—No se va a enterar si tú la escribes y me la das para que yo se la dé a el—explico Mina.

Christine miro a Mina muy asustada.

—No lo sé. Si se entera podría hacerte algo.

—Él no me va a hacer nada. Te lo juro. No le tengo miedo— dijo Mina, intentando tranquilizándola.

Ella no sabía si eso podía ser verdad o si Erik realmente se atrevería a dañarla o hasta matarla. Pero ella iba a tomar el riesgo.

—No se...— murmuro Christine indecisa.

—¡Hazlo ya! — le dijo Mina, un poco desesperada.

Christine tomo la libreta y escribió. Estuvieron en el local una aproximadamente. Tomando café Y escribiendo.

De vez en cuando a Christine se le llenaban los ojos de lágrimas. Lo que, hacia pensar a Mina, el amor profundo que esos dos chicos se tenían mutuamente.

Lamento haberte juzgado mal. Ahora me doy cuenta que eres una gran persona y nada de esto es tu culpa. Nada de lo que me paso. Pensó Mina, mirando el rostro concentrado y melancólico e Christine.

Una vez Christine termino la carta. Mina corrió entregarla a Raoul, que en ese momento salía de una reunión junto con su hermano mayor, Philipe.

—Ten, Christine la envía—le dijo Mina, extendiendo el sobre.

Raoul al escuchar la tomó apresuradamente.

—Entrégame tu respuesta cuando esté lista. Yo se la daré a Christine.

Raoul la miro y abrazo a Mina.

—Gracias, madeimoselle.

Philipe se acercó curioso.

—¿Ella es tu novia?

—No, ella es una amiga mía. Ia Kant, la nueva cantante—respondió Raoul, presentándolos —Eles mi hermano Philipe.

—Un placer Madeimoselle— dijo tomando la mano de Mina y besándola sutilmente.

Mina un poco incomoda, respondió.

—El placer es mío.

Raoul y su hermano se fueron y Mina sintió el corazón tranquilo tras haber ayudado a los dos tórtolos.

Mina estaba decidida a terminar con los planes de Erik a cualquier costo.



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Siento que sea cortito, no he tenido mucha energía para escribir. Continuo recuperándome.

Gracias por la espera.

Próxima actualización:  15 de Mayo 2020

Cuídense, y no salgan de casa :)

La primera MusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora