Los Caídos #2- Elementales

78. Mellizos

Eric

Al día siguiente del asunto con Camille, me dirigí a mis clases correspondientes y a algunas extras porque tenía muchas faltas por no haber asistido cuando visitaba a Makarius. Una de aquellas clases extra era con mi padre y la verdad no me gustaba nada porque los demás alumnos decían que él tenía preferencias por mi. 

Era una clase práctica en la que nos enseñaban distintos hechizos y como mezclarlos para crear otros nuevos. Claramente yo no podía practicar mucho porque no tengo mi propia magia y aquí en la escuela no hay ningún nefilim de la raza para absorber de su magia. 

Aún podía sentir un poco de la magia que había absorbido de Camille, pero si la ocupaba en frente de mi padre, me interrogaría y castigaría por siempre.

Entré al salón con el libro en mi mano y me senté en el último asiento, lejos de todos los demás. 

— Aquí esta el nerd sin magia— dijo Brandon, un chico unos puestos más adelante del mio.

Las chicas junto a él comenzaron a reír, lo cual me hizo sentir incómodo. Sin embargo, no quise darle importancia porque si no, me seguiría molestando como siempre lo hace. Aquel chico había llegado hace dos años y había ganado popularidad fácilmente, lo cual no logro comprender.

—¿Eso en que te afecta a ti? — preguntó alguien entrando al salón.

Kenneth, quien usaba una bufanda blanca que lo hacía destacar, avanzó hasta llegar al chico que me molestaba. Ni siquiera sabía que hacía mi hermano aquí porque no tiene esta clase.

— Es un perdedor — dijo Brandon riendo.

— Ese perdedor, como llamas, vale cien veces más que tú — mi hermano apoyó su mano en la mesa frente a él y lo miró desafiante a. 

Kenneth suele ser tranquilo y pacífico, excepto cuando lo sacan de sus casillas. Ahí se pone pesado y mal humorado. Con el único que actuaba irritante y rebelde todo el tiempo era con mi padre porque no tenían la mejor de las relaciones. Por lo demás, era muy tranquilo, pero si Brandon seguía desafiándolo, algo feo iba a pasar.

— Parece que eres igual de perdedor que tu mellizo —dijo el chico —. ¿Puedes sentir su tristeza de niñito débil a través de su telepatía? 

Kenneth se enderezó, dejó el libro sobre la mesa y luego acomodó su cabello desordenado hacia un lado. Lo tenía tan largo como para que pudiera acomodarlo tras su oreja. Se quedó pensativo unos momentos y de repente le estampó un puñetazo a Brandon en la mandíbula. 

Brandon lo miró enojado y se lanzó sobre él haciendo que ambos cayeran al suelo, uno sobre el otro. Era ver una pelea de perros, no podías distinguir bien a las personas. Solo podía ver una cabellera rubia bajo Brandon, quien le daba constantes golpes. 

— Basta — dije acercándome.

— ¿Qué está sucediendo aquí? — gritó mi padre.

Los dos se detuvieron inmediatamente y miraron a mi padre, quien los estaba furioso.

— ¡Kenneth, a mi oficina!

— ¿A él no le dirás nada? — dijo mi hermano enojado.

— Supongo que tú empezaste la pelea como siempre — lo miró serio.

— Pero...

— Pero nada. Ve ahora y espérame ahí hasta que la clase finalice.

Kenneth salió de ahí hecho una furia y yo me quedé sorprendido.