Capítulo 18

3.2K 188 44
                                    

Callie Torres PDV

[LUNES 12:27 AM]

Desperté debido al molesto sonido de mi celular sonando una y otra vez. Estiré el brazo con pereza hasta alcanzarlo y vi que tenía varios mensajes de Addison. Desbloqueé mi celular y entré a su chat.

Bloqueé el aparato nuevamente, dando la vuelta hacia Ari, quien dormía serenamente aún

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Bloqueé el aparato nuevamente, dando la vuelta hacia Ari, quien dormía serenamente aún. Mi idea era desayunar en la playa mirando el mar junto a ella, pero Carina Deluca acababa de arruinar mis planes.

— Ari... — susurré, acariciando sus brazos. — Ari, cariño..

Ella resfregó sus ojos algunas veces, para luego sonreir.

— Qué hora es? — preguntó sentándose.

— Casi la una de la tarde.

— Diablos, dormimos demasiado! Y Sofía...

— Tranquila, ayer hablé con April sobre una niñera que contraté para ella.

— Una niñera?

— Su nombre es Maggie, va a agradarte. — ella sonrió nuevamente. — De todos modos, tu ex acaba de arruinar mis planes. Está en la empresa gritando como loca, debemos irnos. Podemos desayunar allá?

— Claro, me cambio y vamos.

Y así fue, ambas nos cambiamos y nos dirigimos hacia la empresa. En aquel momento pensaba en por qué tuve que traera a los Hamptons, tan lejos... Pero valió la pena cada segundo.
Ella acarició mi hombro levemente y arqueó la cabeza hacia atrás. Ninguna había dicho una palabra sobre la noche anterior, pero cuando el semáforo cambió a rojo e intercambiamos miradas, supimos lo especial que había sido para ambas.

— Eres increíble, lo sabías?

— Tú lo eres. — respondí y besé su mano.

Casi una hora y media después llegamos, y estabamos seguras del infierno que sería aguantar los sermones de Deluca. Entramos al elevador con prisa, sonriendo como bobas.

— Es increíble que jamás haya pasado nada entre tú y yo en este elevador. — dije, y ella volteó a verme.

— Todavía.. — acerqué mi rostro al suyo pero las puertas abriéndose nos interrumpieron. — Quizás otro día. — concluyó, y comenzamos a caminar a pasos apresurados hacia mi oficina.

Abrí la puerta, encontrandome a Carina y Addison, discutiendo evidentemente.

— Por fin! — expresó Addison aliviada. — Toda tuya. — salió de la oficina en pocos segundos dejandonos a las tres solas.

Me senté en mi escritorio, encarando a la italiana con ira.

— Por qué diablos no esperaste afuera o en la sala de reuniones? — pregunté furiosa.

Two WaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora