Capítulo 4:

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Eran las nueve de la noche y estaban tanto Carlos, Hugo y Aurora preparados para el circo que iba a ser aquella cena.

Alguien tocólogo timbre, con lo que significaba que ya había llegado la primera persona a aquella cena. Hugo abrió la puerta, y al otro lado se encontraba su compañera de trabajo. -Cómo no- pensó el cordobés. Sabía que la chica quería siempre llegar la primera a cualquier sitio que fuese. No le gustaba para nada ir justa de tiempo.

—Hola chicos, ¿soy la primera en llegar?—.

—Como siempre, no cambias amiga—respondió el catalán apareciendo en el pasillo que conectaba todas las habitaciones del piso con la puerta principal.

—Te tengo que presentar a alguien muy especial en mi vida Ana—.

En ese momento la chica se puso tensa. Caminaron hacia el salón, donde Aurora les esperaba sentada en el sofá y mirando las redes sociales con su móvil.
Anaju le observó. Nunca podía imaginar que fuese la novia de Hugo tan guapa. Admiraba y envidiaba la belleza de la andaluza.

—Anaju, ella es Aurora mi novia. Aurora, está chica de aquí es mi compañera de trabajo, Ana Julieta—.

—Encantada—dice la cordobesa con una sonrisa en su cara totalmente finjida—igualmente—le responde la nueva amiga del andaluz.

—¿Queréis algo de beber?—pregunta nervioso el chico por miedo a que se líe una discusión o algún tipo de pelea entre ellas dos.

—A mi tráeme una cerveza—.

—Añade otra por favor Hugo—.

Las dos chicas querían empezar pronto a beber... y eso ni a Carlos ni a Hugo les daba buena espina. Tenían la sensación de que aquella noche iba a suceder algo.
Ambos entraron a la cocina, y se miraron mutuamente. Unos segundos después, Hugo inició una breve conversación con Carlos.

—Tengo mala sensación de esta cena...—dice totalmente preocupado el cordobés—tenía que haberme negado a esta estúpida cena y haberla llevado a algún al Burguer King o a algún restaurante carillo—.

—Ya no hay vuelta atrás tío... ahora solo nos queda rezar para que no se tiren de los pelos—.

—¿Pero vendrán más amigos tuyos no?—.

—Pues claro que sí. Van a venir también María, Jesús, Rafa, Samantha y Flavio. Los demás no pueden por asuntos personales—.

—Por lo menos no van a ser las únicas chicas que estén esta noche juntas... espero que se distraigan o algo—.

—Piensa en positivo, ya verás como todo va a ir bien Hugo—.

El cordobés desde hace mucho había dejado de ser creyente, pero esa noche se volvió a hacer. No sabía cómo iba a transcurrir la noche, él solo sabía que estaba muerto de miedo.

—Tomar chicas, aquí están vuestras cervezas—.

Tras darles las bebidas a las mujeres, Hugo se sentó en el sofá al lado de su novia. A veces sentía la mirada de su compañera como si estuviera algo incomoda.

—Voy un momento al baño si no os importa—.

Anaju se levantó del sillón donde estaba sentada y se dirigió rápidamente al baño. Y Hugo se percató de ello y después de cinco minutos desde que la chica se fue al aseo, se dirigió él hacia allí.
Tocó la puerta ya que se encontraba cerrada, y posteriormente se abrió la puerta.

—¿Qué quieres Hugo?—.

—¿Estás bien?—dijo preocupado el chico.

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