La Segunda Oportunidad

Capítulo 8:

Hola, aparezco antes por aquí para pediros disculpas por haber tenido abandonada esta novela, y en regla general, a todas las que tengo por escribir. No estoy pasando por mi mejor momento de inspiración, y entender que no suba apenas capítulos.

Aparte, este capítulo lo he querido subir a Wattpad, y la plataforma no me dejaba por problemas en la red. No lo sé, es un auténtico lío. Bueno, ya os dejo que disfrutéis del capítulo ❤️.

La noche empezó para Hugo y sus amigos. Él decidió que esa noche, en vez de pasarla con su chica, debería de irse de juerga con sus amigos, que hacía demasiado tiempo que no los veía. Exactamente, desde aquella vuelta de Ibiza. Se habían perdido tantas historias y anécdotas juntos, que debían de recuperarlas todas.

Pero no todo iba a suceder como tenían previsto. El tiempo transcurría rápido, igual que transcurrían rápido y precisas las copas que recorrían los cuerpos de los andaluces. Haciendo así, que poco a poco, perdieran el control de sus acciones. Pero al mismo tiempo, que una felicidad les invadiese el cuerpo.

Los chicos estaban pletóricos. Hugo, se olvidó en esos instantes que tenía novia, y que Aurora, podía estar por ahí en algún momento, ya que en Córdoba no había gran variedad de discotecas como había en Barcelona.

Y el alcohol hizo de sus fechorías. El chico protagonista de esta historia, conoció en mitad de la noche a una chica unos centímetros más baja que él, con los ojos azules y el pelo castaño largo, con ropa ancha, y se empezó a liar con ella.

En ese momento, Aurora ya estaba en la discoteca, y estaba activamente buscando a su novio por esta. Y finalmente lo encontró, en mitad de la pista, besando con mucha pasión, a aquella desconocida.
La cordobesa, se acercó enfurecida y con pasos decididos a Hugo, para tocarle en el hombro.
Segundos después, el chico se apartó de su compañera de noche.
Sin antes soltar una sola palabra, Aurora le propinó un bofetón a su novio, y este, se llevó la mano a la mejilla afectada.

—¿Qué es esto Hugo? Sé que me estabas poniendo los cuernos, te he visto, pero merezco una explicación—dijo la chica cruzándose de brazos.

—Vámonos fuera. Aquí apenas nos podemos escuchar—.

Y así hicieron. Caminaron juntos hacia la puerta de la salida, y sabiendo que eso conllevaba a que no podían volver a entrar al local. Y salieron juntos, pero no unidos, ni entrelazadas sus manos.
Estaban a menos de un metro, pero se sentían ambos a kilómetros de distancia. Sobre todo él le sentía a su chica lejana, y fría.

—Necesito una explicación—volvió a decir ella.

—Yo... lo siento... no era consciente—pero el alcohol esa noche iba a hacer que los sentimientos del chico se abrieran paso, haciendo que este fuera totalmente sincero—Aurora—dijo después del breve paró que hizo—te tengo que decir una cosa que me ronda por la cabeza desde hace un mes aproximadamente—hizo otra pausa buscando las palabras correctas para no pasarse con la chica—ya no te quiero. No siento nada por ti cada vez que te veo, y creo que es mejor que te lo diga. Yo no puedo seguir con esta relación sabiendo que el afectado aquí soy yo, y sobre todo tú, por creer que tus sentimientos son recíprocos por mi parte... cuando no es así. Espero que lo entiendas—.

Aurora se quedó de piedra. Pensaba que él, antes de decir lo que le acababa de confesarle, se disculparía, o negaría los cuernos que ella había presenciado.
Pero por lo menos le había sido sincero, cumpliendo una de las tantas normas que ambos pusieron cuando empezaron su relación, que hace tiempo no estaban cumpliendo. Sobre todo él.

—Entonces... ¿esto es un adiós?—preguntó al fin ella, después de estar medio minuto como una estatua de mármol.

—Supongo, aunque siempre existe la opción de quedar como amigos—.