"donde rubius se cansa de su relación con vegetta porque willy siempre es mejor que él"
♡| historia corta
♡| puede tener mención de otros shipps
♡| dedicada a @Two_019
♡| karmaland 4
《@Tears___》
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Rubius estaba harto de no ser alguien "maduro".
Ahora mismo la pareja se encontraban dando un paseo por el pueblo de Karmaland, contemplando las cosas de algunas tiendas, los aldeanos del pueblo y algunos héroes que había por allí.
Rubén se había parado en una tienda la cual vendían pequeños detalles para sus parejas, y por eso mismo se paró, le parecía bonito.
- Vegettita, ¿Me compras esto? - Preguntó el teñido bastante sonriente, básicamente de sus ojos salían estrellas, quería aquel detalle para él, y le hacía ilusión que Vegetta se lo regalara.
El azabache puso una mueca de desagrado en cuando lo vió, no pensaba gastarse su dinero en esa tremenda tontería.
- Rubius, eso es muy... - El de ojos morados no sabía exactamente como decirle que era muy poco maduro e inservible y que nunca pagaría eso.
- ¿Muy? Completa la frase. - Exijió el otro confundido, no veía nada de malo, estaba extrañado por el comportamiento del más bajo, no sabía por qué reaccionaba así.
Realmente era porque él no era Willy.
- Infantil, poco maduro e inservible. - Respondió directo su pareja mirando con desagrado lo que había delante de sus ojos, para después desviar la mirada a cualquier otro lado.
- No entiendo... Es solamente un detalle. - Murmuró el de orejas de oso cruzando de brazos incómodo, ¿Que había de malo en eso? Para él era perfecto, da igual si era inservible o no, la cuestión era que se lo había regalado su pareja.
- Rubén ya tienes una edad, no tienes 8 años para exigirme cosas realmente innecesarias. - El de cabellos azabaches empezó a andar dejando un poco más atrás a su novio. Le parecía absurdo todas aquellas acciones, era innecesario, no les había falta.
El teñido pegó un sonoro suspiro desganado, saliendo de la tienda para ir detrás de Vegetta, puede que llevara algo de razón y debiera de ser alguien más maduro.
"Tal vez, no estábamos tan bien como había llegado a pensar'' Pensó el osito siguiéndole el paso, muy desanimado.
Lo que él no sabía, es que no debía de cambiar por nadie, ni por su pareja.
