i'm not him - rubegetta

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Rubius estaba harto de que no vea lo que vale.

Ahora mismo se encontraban en la mansión de el de ojos amatistas, se encontraban en la sala de cofres ya que Vegetta se encontraba ordenando sus cosas, bastante ocupado.

— Vegetta, te he comprado esto. — Le empezó a decir el teñido extendiéndole una espada de diamante encantada, ya que después de lo de ayer se sintió que su pareja debía de verlo alguien más "maduro" con cosas más útiles.

Lo que no se daba cuenta Rubén, era que no debía de cambiar por nadie, ni por su propia pareja, primero iba él mismo.

El de azabache se giró despistado cogiendo la espada, en sus manos para luego girarse a algún cofre cualquiera.

— Mmm, gracias Rubén. — Agradeció el de ojos amatistas, pero apenas había observado el objeto que le había regalado su pareja, en vez de eso, la metió en un cofre sin mirarla.

Esa acción hizo que el de ojos lima se confundiera, ¿No le había gustado su regalo? ¡Pero si era útil! De verdad que no entendía a su pareja, era un bipolar.

— ¿Te gustó? — Preguntó el de orejas de oso interrogante, ya que el azabache no le había vuelto a decir nada más, simplemente se quedó callado.

Vegetta dejó de pensar sus cosas para sobresaltarse, no se había dado cuenta de que su pareja le estaba hablando.

— Sí. — Dijo dudoso pero aclaró su garganta. — Sí me ha gustado, solo que ya sabes... Tengo que hacer esto hoy. — Murmuró el más bajo dándole la espalda como si ordenar cofres fuera la cosa más importante del mundo.

El de ojos lima estaba confundido, la indiferencia del otro le hacía pensar demasiadas cosas, y ninguna era buena.

— Está bien. — Murmuró el más alto retirándose, pero Vegetta ni se dio cuenta, ya que estaba muy concentrado haciendo sus "cosas" tan importantes.

El dueño de la mansión se acordó de algo abriendo los ojos rápidamente, girándose hacia su pareja.

— Por cierto Rubius, te tengo que decir algo muy importante. — Murmuró para sí ya que allí no había nadie, Vegetta se giró pero allí no había nadie, asomó su cabeza por el marco de la puerta pero su novio ya se había ido. — Bueno, no era para tanto. — Dijo para sí, volviendo a la posición de antes, viendo la espada que le había regalado Rubén haciendo una mueca de desagrado.

Era la espada más inútil que había visto en durante toda su vida.

Se dirigió a la basura que tenía en aquel cuarto, tirando la espada en la lava, esperando que esta hiciera su función y se deshiciera de aquél "inútil regalo".

— Willy me regalaría algo mejor, estoy seguro. — Se respondió a sí mismo, sin saber que el albino si estaba en su casa, que había visto, escuchado todo lo que había hecho y dicho.

"¿Por qué él siempre es mejor que yo?" Se preguntó Rubén hacía si mismo, está vez dejando la casa de su novio, con mucha pena.

¿Vegetta no veía el daño que le estaba haciendo comparándolo con Willy?

Capítulo editado el 31-07-2020.