Cosas raras.
La semana había pasado algo tranquila, tranquila quitándole que cada vez que JiSoo me veía me saludaba y sonreía y yo tenía que ir a la baño a chillar y a vomitar arcoiris como si fuera un puto duene mágico de Gravity Falls. No me parezco en nada a un duende.
Ella me había escrito hace días –chillé como una loca en mi casa pos dos minutos– y me había dicho que hasta ahora el libro le estaba encantando. Qué tenía buen ojo para los libros.
Para las personas también eh, mira que ángel más divino te vino a gustar jeje.
También me dijo el día de nuestra reunión, sería así como las del club de libro pero más íntima y yo solo esperaba que no me saliera nada raro delante de ella.
Y sí, estar cerca de ella me convertía en la cosa más rara de todo el bendito planeta, era como que todo se volvía rosa y de mi cabeza salían corazones mientras yo arrugaba la nariz como una ardilla. Comenzaba a temblar como gelatina y mi cerebro comenzaba a trabajar lento al junto de todos mis sentidos.
No todo fue bueno, ya que al ella estar al tanto de mi mediocre existencia, no pude tomarle ni una sola foto. Le tome foto a los árboles, a las flores a las mariposas pero nunca pude tomarle una a ella. La encontré despistada muchas veces pero ahora que ella quería ser mi amiga no quería estropearlo con mi acoso leve.
No la acosas, sólo la observas con atención y de vez en cuando le tomas fotos por te parece adorable.
Ajá.
Estaba sentada esperándola sentada en el parque que estaba cerca de la escuela. Me había vestido como una señorita y hasta había peinado mi cabello. Quería estar más que presentable para ella.
Al verla llegar mi cuerpo hizo esas cosas raras que siempre hace cuando se trata de ella y en serio traté de controlarme pero al verla tan perfecta. El día que fue a mi casa está bellísima pero hoy simplemente lucía más angelical de lo que ya era.
Tenía su sedoso y lacio cabello negro recogido en una coleta, unos jeans blancos y una blusa de un bonito azul cielo con mini gatos en ella. Casi vuelvo vomito arcoiris con corazoncitos, casi. Ella me sonrió a lo lejos cuando logró verme y yo no supe de qué moriría primero, si de amor o de un paro respiratorio por aguantar tanto la respiración para no chillar.
— JenJen, lamento la tardanza pero no encontraba mis zapatos.— rió y casi sacó mi celular para grabar su hermosa risa.
— N-no te preocupes, no tengo nada esperando.— dije con una mini sonrisa provocada por ella.
Toda ella me hacía querer reír y sonreír siempre, ella era como esa comparación cursi de que ella era mi sol e iluminaba todo a mi alrededor.
Sí, muy cursi.
Pero está linda la comparación.
Pero me va a hacer expulsar unicornios de mi pansa.
— Oh, bueno.— se sentó a mi lado y sacó el libro, ya lo había terminado de releer unas tres veces, sí es bastante triste.— Ya voy por la mitad, te lo juro, comencé a leerlo y seguí y seguí...
Ella siguió hablando pero yo solo pude concentrarme en como el viento movía su cabello, en como sus ojos brillaban cuando decía algo que le emocionaba, en como sus ojos se achinaban cuando sonreía. Hablamos como por tres horas hasta que ella tuvo que irse.
Yo estaba en otro mundo, un mundo creado por ella y toda su belleza. Sólo las mujeres podemos ser tan cursis. Todas las sensaciones raras que ella me provocaba crearon una burbuja de la cuál salí horas después.
Estaba perdida si creía que podría ser su amiga sin demostrarle algo más.
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Todas las chicas de Blackpink son adorables pero Jennie y JiSoo han roto mi medidor personal de ternura.