La llamada.
Recosté mi frente de la mesa y cerré mis ojos para descansar, inmediatamente sentí como el sueño se apoderaba de mi cuerpo y mente y yo solo me dejé llevar por lo placentero que se sentía irse al mundo de los sueños donde Jisoo me presta atención... ¡Jennie despierta floja! Me sobresalté en mi silla y froté mi cara, no podía dormirme ahora, tenía que estudiar historia.
Me gusta la asignatura, sí pero no un sábado por la tarde. Podía estar leyendo o durmiendo –jeje asocial forever– pero no estoy aquí con tres tazas de café a mi lado leyendo un libro de doscientas veinte páginas aproximadamente que solo me hablan de guerra y muerte.
Estaba a punto de leerme otra página del aburrido libro cuando sentí mi teléfono vibrar en la mesa. Me acerqué a él sabiendo que era mi hermano para pedirme un favor de los suyos, pero mi ceño se frunció y mi enojo fue reemplazado por confusión al ver que la llamada era de un número desconocido.
— ¿Sí?– Hablé insegura, uno nunca sabe si le van a pedir una recompensa por su tonto hermano.
— Hola, ¿Hablo con Jennie?— Contestó la otra persona, era una mujer y su voz se me hacía extremadamente conocida, tanto que me puse nerviosa.
— ¿Uh? Sí con ella misma.— Ya me estaba asustando solo quería que esto no fuera una broma.
— Ah, soy Jisoo, perdón por llamar así.
Mi pulso paró y el aparato eléctrico en mi mano tembló y casi se cae, ¿cómo tiene ella mi número?
MUERO, DIOS REDENTOR AYÚDAME MI IDENTIDAD SERÁ DESCUBIERTA. Ya deja de hablar estupideces y contesta Jennie.
— Hola Jisoo. ¿N-necesitas algo?— Tonta Jennie, muy tonta.
— ¿No me digas que te olvidaste del proyecto?, te hablo para ver si nos podemos juntar mañana, digamos que estoy un poco libre.— Y me atragante con mi propia saliva, ver a Jisoo y fin de semana, eso no ayudará con mi obsesión.
— Ah sísí, mañana nos podemos ver... ¿Quién te dio mi número?— Soy muy curiosa perdón, además estamos hablando de mi información personal.
— Perfecto, pásame tu dirección por mensaje. Y lo de tu número, soy al presidenta del curso, tengo un poco de acceso a los registros— Me la imaginé guiñando un ojos como siempre suele hacer. — Bueno, me pasas la dirección, adiós.
Y colgué, sí lo sé, fue estúpido pero así soy de rara. Le envié la dirección de mi casa rogando para que mi hermano no estuviera aquí.
