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Stanley se sintió incómodo el resto de la velada. No podía sacarse de la mente la idea de que no debería estar allí, como si fuera un personaje no destinado a esa escena. Pero se calmó diciéndose que se iría al otro día. La promesa era volver y lo había hecho, ¿o no?

Al principio, estar juntos no era algo tan diferente a juntarse con amigos a cenar. Pero mientras la noche transcurría se dieron cuenta de que no eran solo amigos. Un lazo más fuerte los unía, algo indescriptible incluso para Bill, pero que estaba presente en la mente de todos.

Beverly Rogan no habló mucho de su vida, pero sí se mostró curiosa por las de los demás.

-¿Entonces ninguno tiene hijos?

-Créeme que tratamos, pero Eds es difícil de embarazar.

Eddie le dio un fuerte manotón en el hombro y Richie rió a pesar del dolor.

-No creo que sea una coincidencia -dijo Mike-. Tan solo piénsenlo. Todos ustedes se fueron de Derry y todos son técnicamente ricos -los demás perdedores lo miraron con incomodidad-. Y ninguno tuvo hijos, ni siquiera por accidente.

-Bien, bien. Veo la relación -dijo Richie cruzándose de brazos.

-Mike, no creo que sea posible que salgamos con vida de esto.

Todos giraron su cabeza hacia Stan, quien había estado muy callado pero ahora su voz retumbó en el lugar con cierto aire fantasmal.

-Mierda, Stan, gracias por cagar la noche con tu positivismo.

Eddie tiró del brazo de Richie.

-Quizá sí, quizá no -comenzó a decir Mike, realmente satisfecho de que al menos Uris hubiera dicho algo-. Pero estamos unidos, todo el círculo. Y esa vez hace 27 años hicimos algo, hubo magia entre nosotros...

Sin embargo, todos sintieron una corriente de aire frío que les puso la piel de gallina.

-Somos adultos -dijo el judío abruptamente, como si Mike no entendiera-. Tal vez funcionó, pero éramos solo un grupo de niños. ¿Realmente crees que...

-Yo s-sí lo creo -dijo Bill-. El hecho de q-que seamos mayores p-puede cambiar un p-poco las cosas, p-pero -se detuvo, tenía la mirada clavada en su plato-. Quiero matarlo.

Ben sabía que estaba pensando en Georgie. Bill no dejaría las cosas así, siempre que hubiera aunque sea un mínimo de esperanza se aferraría a ella y ahora era bastante claro que sería como aquel verano: el gran Bill los guiaría hasta Eso.

Mike asintió y Stan tenía la mirada clavada en Bill. ¿Cómo podía sentarse allí y tener la certeza de que todo saldría bien? Esas cosas quizá pasaban en las películas, pero esto era la vida real y una oscuridad antigua los acechaba.

No era juego que sus vidas estuvieran en riego. Stan sentía sus palpitaciones agitadas.

Richie se inclinó. Mike les había contado todo lo que había pasado en Derry esos últimos meses: desapariciones, niños mutilados, accidentes espantosos.

Miró a Eddie y éste le sostuvo la mirada. No tenían escapatoria, no podían pretender ser ciegos para no ver la horrible realidad.

-Yo te sigo, Gran Bill. Joder, vamos a divertirnos un poco dándole una paliza al payaso -dijo Tozier.

Eddie buscó de manera inconsciente su inhalador en el bolsillo. Pero claro, no había nada allí, pues hacía años que no lo necesitaba.

Tomó la mano de Richie y entrelazó sus dedos. El pelinegro tenía miedo, a pesar de que su rostro solo mostraba audacia.

Heroes ||REDDIE||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora