El final (Libro 1, Saga Broken)

3

Otro nuevo día comienza...

Después del extraño cruce... Y beso con Jones, no sé cómo actuar hoy.

Estoy en mi apartamento, desayunando hot cakes con crema de fresa y jugo de naranja. Anoche le hablé por teléfono a mi amiga Oriko para contarle lo sucedido. A los diez minutos, ya estaba en mi puerta, ya que sólo vive a dos calles de mi edificio.
Me taladró a preguntas como: ¿Y que tal besa? Ó ¿Es tan caliente como dicen en las revistas?

-Te repito Oriko, por última vez ya, que no me gustó su beso: ¡lo odié! Y no me importa cuán caliente sea... ¡Lo voy a destruir! -digo confiada a mi amiga, ya que no le alcanzó con bombardearme a preguntas anoche y también la tengo que aguantar esta mañana.

No importa lo que crea Oriko, o incluso yo, un beso no cambia en nada lo que tengo preparado para este imbécil.

-¿Y si te enamoras de él en el camino? -suena preocupada.

-¡Cómo si eso fuera a suceder! No me voy a detener hasta hacerle pedazos el corazón, como él hizo con el de mi hermana.

-¡Amiga! ¿Y si las cosas no son como crees? -Ahora mi amiga y cómplice, suena seria. Evito reír porque es obvio que sí es culpable... Tan seguro como que voy a acabarlo.

-Mira, Ori... Iré a la oficina y luego sabré cómo están las cosas, ¿bueno?

-¡Como mande, Capitán Tefik Efendi! -le tiro una almohada por sus tonterías.

...

Ya estoy en el edificio Jones Inc. El día trajo consigo a la lluvia, que tiñe el cielo de un gris oscuro infinito.
Hoy es mi segundo día aquí, y ya me ha pasado de todo; mi jefe me besó -no contaba con que fuera tan pronto-. Se supone que yo soy la que lo pondré contra la pared a él.

No tengo opción, ni tampoco sé bien que me dirá cuando lo vea; voy camino a averiguarlo.

...

Me encuentro organizando la agenda de mi jefe, cuando éste, entra con una rapidez sorprendente al piso, sacándome de mi burbuja.

-Buenos días, Efendi... Cancele todas mis reuniones hoy. Iré a cenar con una amiga.

-De acuerdo Señor. ¿Le reservo el restaurante? -digo lo más dócil posible, extrañada por su actitud indiferente y de buen ánimo.

-No, yo mismo lo he hecho. Tiene la tarde libre para arreglarse.

-¡¿Yo?! P-pero, ¿por qué? -digo sin entender lo que quiere decirme -. ¿Yo qué haré entre usted y su cita?

-¿No lo entiendes? Tú eres mi cita.

¿Qué diablos le picó? ¡No iré a ningún lado con él! ¡No después de lo de anoche!

Me observa pensativo y enseguida deduce lo que pasa por mi cabeza como si lo adivinara.

-No hagas esas caras, Tefik Efendi, tú... vendrás conmigo. No sabes lo insoportable que puedo ser si no. -impone, satisfecho.

No tengo escapatoria. Estoy "condenada" a aguantarlo otra noche más.

...

Y así, al borde de los nervios y súper ansiosa, me paso el resto de la tarde en mi departamento, probándome vestidos que no quiero usar para la ocasión.

-¡Ya sé! Tengo un vestido negro con encaje que te quedará perfecto. Ahora vuelvo... -exclama mi amiga Oriko, saliendo a las corridas hacia su casa que queda cerca de mi edificio.
Al rato, vuelve exhausta, pero con el bendito vestido resguardado en una gran caja rosa pálido.