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Cuestiones

Decidí ir en barca a casa del albino. Una vez fuera toque el timbre esperando. Observe como mi brazo izquierdo que aun dolía era sostenido por una tela que acomodo de manera improvisada Rubius al no saber exactamente cómo tratar aquello. La puerta se abrió mostrando a un cansado hombre, sonrió angustiado, ya no sabía quién se encontraba peor, sus ojos rojos de cansancio con ojeras que no eran características en él, una descuidada barba que a decir verdad le daba una apariencia ligeramente mayor, tenía un parche en la mejilla de algún golpe, llevaba vendado el brazo derecho por completo, debajo de la ropa quizá tenía puesto alguna venda que yo no podía ver. Se hizo a un lado deprisa dejando que entrase, me guió al sofá permitiendo que me acomodara.

-¿cómo te sientes?

-Soy un trozo de mierda en este momento. ¿Cómo lo llevas?

-Me cuesta dormir un poco, pero las heridas van cerrando.

Nos quedamos en silencio unos instante.

-Estaba preocupado por ti - las palabras fueron dichas al mismo tiempo, vi como su rostro se tornaba ligeramente rojo.

-Ah... Me refiero a que caímos de muy alto y... -se encogió de hombros pensando en que mas decir.

-Tranquilo, voy a estar bien, creí que despertaría sin poder caminar o algo así, pero mírame. ¿Recuerdas qué fue lo que nos atacó?

-No, mi memoria falla al intentar recordar el rostro de esa maldita rata.

-Quiero arrancarle la cabeza - mire el alto techo de la casa, el olor a madera me gustaba, cerré los ojos relajando mi cuerpo, por alguna extraña razón desde que conocí a Willy aquel olor estaba muy presente en mi cabeza.

-¿Quieres ir a dormir? - se acercó el chico sentándose a un lado, su voz denotaba preocupación.

-No no, estoy cansado de estar acostado, vamos a caminar si es que puedes.

-Claro que puedo.

Toda la tarde caminamos por las calles de Karmaland, de vez en cuando tenía que parar debido a ligeros mareos que me causaba el dolor en la espalda, por aquello el albino me obligó a regresar a casa. Una vez dentro me ayudó a acomodarme en la cama, no podía dejar en una posición cómoda mis alas, doblando una de ellas Willy quedó delante y cuando intente quitarla provoque que cayera sobre mi lastimando mi vientre y el quejándose por su brazo, no tuvo más opción que tumbarse a un lado mío y ninguno logró levantarse.

-Eres un idiota Fargan.

-No será un pretexto tuyo para quedarte conmigo.

-¿Ahora de qué hablas? Si tu fuiste quien lo provocó.

-Puede ser, no lo puedo afirmar - intente sentarme, pero al sentir que Willy estaba tumbado sobre mi ala derecha decidí mejor no moverme de lugar, al contrario obligue que se acercara a mi, por el movimiento juntamos nuestros rostros, vi como sus mofletes tenían un tono rosa, se veía tierno, su respiración era agitada, sus labios se abrieron ligeramente provocando un solo pensamiento en mi, no sabia si verlo a los ojos o si centrarme en sus labios, no lo pensé más.

Cedi ante la tentación, al inicio nuestros labios estaban juntos sin moverse, su mano pasó por mí nuca impulsando a besarnos, pase mi brazo por su cintura acercandolo mas, la dulce sensación relajo mi cuerpo, sentí su lengua jugando en mi boca me estaba provocando, aunque quise moverme no logré hacerlo por el dolor, no deseaba quejarme por continuar aquel pequeño placer que jamás creí recibir. Hasta ese día no me imaginaba estar en mi cama besándome con un hombre, mucho menos que se tratara de mí mejor amigo, ese idiota sería el inicio de mi perdición. Que rata.

Esa mañana desperté ligeramente adolorido, pero al ver la expresión de tranquilidad de Willy durmiendo en mi pecho calmó todo tipo de dolor y angustia que sentía, quite un mechón de su cabello ligeramente largo de su frente, hasta este día he notado lo atractivo que me parecía eliminando el hecho de que era mi amigo, me gustaba ver el lado tranquilo de él debido a que la mayor parte del tiempo nos manteníamos discutiendo por estupideces.

Deseaba que ese momento se aplazara mucho más tiempo, pero sabía que en cualquier instante despertaría, lo abrace ligeramente acercando lo más a mi haciendo que este me rodeara con uno de sus brazos, sonrei apoyando mi mentón sobre su cabeza mientras lo abrazaba.

-¿Cuánto llevas despierto, ratón? - dijo él adormilado sin moverse de su lugar, parecía estar cómodo.

-Poco, creí que tu ya estarías despierto a esta hora - observe el reloj que marcaban las ocho y algo.

-Estoy en un lugar cálido y cómodo, dudo que alguien no desee dormir por más tiempo con estas condiciones.

-Eres como un niño pequeño - reí observando el techo con una boba sonrisa pensando en que diría Juli al verme en esta situación, en primera seguro sería muy feliz sabiendo que yo estaba tranquilo y contento. Y segundo diría que ya no le daría la misma atención con lo consentida que la tenía, además la pequeña no juzgaria el hecho de que estuviese abrazado con otro hombre. Deseaba volver a verla.

Dos meses habían transcurrido, todas y cada una de las heridas habían sanado tanto en mi como en Willy, a pesar de eso Rubius no nos permitía continuar haciendo nuestras tontas maldades, era él quien se encargaba de todo, me molestaba verlo disfrutar todas las explosiones que fue causando mientras yo solo era un espectador y escuchaba como el resto de karmalienses se quejaban.

Esa mañana había despertado muy temprano con la única intención de ir a visitar a mi hermana pequeña, sabía que ella junto con su madre salieron de viaje a una aldea cercana a Karmaland, aún así a pie jamás llegaría. Subí a lo más alto de la casa observando como el sol salía desde el horizonte, pronto el otoño terminaría y eso se notaba en el viento frío que daba por todo mi cuerpo y rostro, volví a sentirme libre, abrí las alas sintiendo la ya conocida sensación cada vez que me disponía a volar, incline ligeramente las piernas, pero al dar el primer aleteo el dolor pasó por toda mi espalda haciéndome caer de rodillas intentando obtener el aire que había expulsado mis pulmones. No entendía nada, lo intente una y otra vez sin lograr más que un intenso dolor que al final me dejó tendido en el techo.

-¿Fargan? - subía por las escaleras el albino aún adormilado, se le veía confundido así que solo decidió acercarse sin querer preguntar, sabía cuál era mi plan ese día y por lo que veía iba entendiendo poco a poco cual era el problema - vamos dentro.

-No

-Fargan que no estás bien.

-No entiendo, ¿por qué me pasa esto?

-Aún no te recuperas del todo.

-Se que no se trata de eso, entiende que esto está fuera de lo normal.

-¿Y qué pretendes hacer?

Me quedé sentado observando a ningún lugar en específico, ¿por qué no podía volar? ¿Qué estaba pasando? El mover mis alas no causaba ningún tipo de molestia, ni siquiera recostarme sobre ellas, escuché como Willy se levantaba y me tendía la mano para ayudarme.

-Andando, iremos con alguien, nos ayudará a saber que leches sucede contigo.

-¿Si no tengo remedio?

-No creo que esto dure para siempre, vamos - acepte su mano tan solo por el hecho de que mi cuerpo temblaba aún por el dolor y el coraje que se acumulaba, sostuvo mi mano dedicando una cariñosa sonrisa. Atontado permanecí en mi lugar observando el rostro del joven hombre, sus ojos verdes brillaban de una manera peculiar que me atrapaba, y qué decir del rastro de barba que se notaba haciéndolo ver un poco más varonil. -¿Qué te pasa? - se burló - ¿hay algo que te agrade?

-Puede ser. Tu eres el que me llevaría, es mejor que camines.

-Solo si me sueltas la mano.

-Que desconsiderado eres al dejar a este pobre hombre adolorido caminar sin un soporte - lo solté caminando rumbo a las escaleras. - Si me desmayo durante el camino que sepas que ha sido tu culpa.

-No vuelvo a ayudarte - se quejó entre risas.

Un nuevo camino (Willgan)Where stories live. Discover now