Capítulo XVII: Último aliento

11 3 0
                                    

Nathan: Ya basta. Escapar no tiene sentido.
R.W: ¿"Escapar"? Sólo me estoy divirtiendo contigo yendo de siglos en siglos. No lo tomes a mal, pero muy pocas veces puedo usar este poder a mi disposición sin estar exponiendo mi identidad al peligro.
Nathan: Así que esto es sólo un juego para tí, ¿verdad?
R.W: Definitivamente sí. Alguien como tú, persiguiéndome a lo largo del tiempo me parece muy entretenido, nunca tengo la oportunidad de jugar con el poder del tiempo con un agente del tiempo, ¿no es irónico?
Nathan: Si te digo que al hacer esto estás poniendo en peligro a Kai Marshall, ¿te seguirá pareciendo divertido?
R.W: ¿Qué hay de malo con ese tal Kai Marshall? No es asunto mío.
Nathan: ¿Ah no? Entonces dime, ¿por qué viniste a este  punto del tiempo a buscarlo?
R.W: No vine a buscar a nadie. Llegué aquí para alejarme de personas como tú, de tu gente y toda tu organización que sólo busca oportunidades para crear armas y destruir el mundo.
Nathan: Vamos, pequeño Roderick. Dime la verdad, viniste aquí buscando ayuda y, al mismo tiempo para ayudarte a ti, ¿no es así o me estoy equivocando?
Roderick: ¿Qué clase de mentiras me estás diciendo? Buscarlo a él para que me ayude, apenas sabe hacer un JIT y piensas que me va a ayudar a combatir contra una organización que tiene agentes que ya pueden arreglar mis desastres en el tiempo.
Nathan: Nunca se sabe. Ni tú mismo pensabas que podías conseguir viajar en el tiempo y mírate ahora.
Roderick: Lo mío es totalmente distinto. Me sometieron a miles de pruebas para ser el mejor entre todos.
Nathan: Te entrenamos.
Roderick: Me torturaron. Me quitaron libertad y derechos.
Nathan: ¿"Derechos"? ¿Como cuales? Lo único que recuerdo es a un pequeño solo y perdido en la calle al cual le di una segunda oportunidad, y él me lo pagó traicionándome y casi destruyendo el único hogar que conoció.
Roderick: Eso no era un hogar. Es un lugar donde convierten a personas sin hogar en esclavos para hacer con ello lo que les de las ganas. Me quitaste el derecho a vivir, a hacer amigos. Me quitaste el derecho... a amar.
Nathan: ¿Y para qué querías tú el derecho a amar? Siendo el mejor agente que jamás habíamos tenido, la fama nunca te faltaría, tu nombre resonaba e intimidaba a quiénes lo escucharan.
Roderick: Antes de estar en la calle yo tenía un padre. Tenía amigos, y tenía a alguien que hasta el día de hoy aún quiero con todo mi ser.
Nathan: Entonces por qué no intentaste volver con ellos una vez tenías el poder para moverte a través del tiempo.
Roderick: No me vengas con tu sarcasmo. Tú más que nadie sabes el por qué.
Nathan: Es cierto, no podía dejar que el mejor soldado que tuve se dejase llevar por sus emociones.
Roderick: Me encerraste en un calabozo como si fuese un perro. Jamás te perdonaré por hacer mi vida en un infierno.
Nathan: Oh vamos. Esa vida ya no era para tí. Todos se alejaron una vez tu padre había desaparecido de tu vida, desde ese momento comenzó un efecto dominó y, ¿cómo terminaste? Solo, sin nadie y en la calle sin contar ni siquiera con tu propia sombra. ¿Dónde quedaron esos amigos que "siempre" estarían a tu lado?
Roderick: Tus soldados los mataron. A todos mis amigos.
Nathan: Y entre ellos...─
Roderick: Ni se te ocurra decirlo.
Nathan: ¿Estaba esa chica a la que tanto amaste hasta su último aliento?
Roderick: ¡Te lo advertí! Esto no será para nada divertido, pero sabes, disfrutaré mucho una vez escuche tus gritos de agonía.
Nathan: ¿Tal como los escuchaste gritar a ellos antes de morirse frente a ti?
Roderick: Oh no, esto será 100 veces más satisfactorio.
Nathan: Eso lo quiero ver.
Roderick: No sólo lo verás. Haré que lo sientas, aunque retrocedas una y otra vez en el tiempo. Quedará tan profundo en tus recuerdos que jamás lo olvidarás.
Nathan: Y dime, ¿qué harás? ¿Matar a la persona que más me importa?
Roderick: ¿Alguien como tú tiene la capacidad de amar? Bueno, supongo que todos los días se aprende algo nuevo.
Nathan: Déjame decirte una cosa: una vez también fui joven como tú. Creía que tenía el mundo a mis pies, no necesitaba de nada ni nadie, pensaba que todo estaba bajo mi control, hasta que apareció una chica que puso mi supuesto "mundo bajo control" de cabeza. ¿Sabes lo que hice?
Roderick: No lo sé, déjame adivinar. ¿La mataste porque el amor para ti no es más que un estorbo?
Nathan: Ja ja, no. Me casé con esa chica, al año tuvimos una pequeña niña que mientras avanzaban los años se iba convirtiendo en toda una princesa. Creía que tenía la vida más que resuelta; una familia a la que amar, un hogar en el cual descansar. Pero no, la vida me volvió a presentar a alguien que hizo que todo eso pareciese una estrella fugaz más en el basto universo que es infinito. Destruyendo todo lo que conocía como mío. Sabes, no pude hacer nada para recuperar a mi familia pero, tenía el poder en mis manos de decidir qué haría con la vida del hombre que me quitó todo lo que amaba... o eso pensaba, hasta que el sujeto mencionó que sólo seguía órdenes de alguien con el apellido Wolfter, éste envió a matar a mi esposa e hija.
Roderick: Me estás tratando de decir que mi padre envió a un matón a tu casa a que te quitara a tus seres queridos, ¿no es así?
Nathan: Lamentablemente, sí. Tu padre, a quien siempre admirabas era jefe de una organización que hacía contra a mi jefe actual. No sabes cuánta fue mi sorpresa al escuchar la noticia que tenía permitido cobrar venganza por sus actos. Sentí que el universo me daba la oportunidad de hacer justicia divina a sus acciones pero, al llegar el momento de la verdad, al tenerlo frente a mi, no pude ver nada más que el rostro de una escoria. Sus ojos mostraban más temor que sus palabras pidiendo piedad, ¿acaso no lo hicieron mi esposa y mi hija cuando contrató a ese matón? Entonces por qué yo tendría que haber tenido piedad de su vida si sus manos estaban más manchadas que las mías.
Roderick: Así que fuiste tú el que hizo desaparecer a mi padre. Y no sólo a él, también lo hiciste con mis amigos.
Nathan: En efecto. Ahora sabes toda la verdad.
Roderick: Todavía no. Aún hay algo que no me cuadra. Si mataste a todos mis seres queridos. ¿Por qué me recogiste y adoptaste como uno de los tuyos? Simplemente también pudiste haberme matado y no quedaría ni rastro de tus actos.
Nathan: Al principio lo hice para que sufrieras el mismo infierno en el que estuve. Pero sentí culpa y remordimiento al saber que lo hice con la persona equivocada. Sólo eras un pequeño niño que perdió a su padre y a sus amigos. Así que me dejé llevar por mi debilidad y decidí convertirte en alguien que vea hacia el futuro y olvide su pasado, pero veo que no lo logré. Y ahora es irónico cómo la historia se repite. Vas a matarme por quitarte todo lo que amabas y yo pasaré a ser nuevamente el malo.
Roderick: Veo que ya sabes tu destino antes de que lo haga.
Nathan: No hace falta ver el futuro para saber que lo harás. Hace tiempo pasaste mis habilidades y sigues creciendo. Pero te advierto que tengas cuidado con la organización Engelzimmer, no dejará cabos sueltos.
Roderick: Ya veo, así que esto por una parte es tu purgatorio y no quieres que la organización se entere que la traicionaste, tu plan es hacerlos pensar que moriste en combate conmigo, ¿o me equivoco?
Nathan: Veo que te entrené muy bien. Hasta la fecha, no me arrepiento de haber hecho lo que hice, tal vez me hubiera gustado conocerte de otra manera, pero ya no puedo cambiar eso. Engelzimmer no permite que nadie cambie el curso de las acciones y así mantenerlos controlados.
Roderick: ¿Aunque sea alguien trató de ir en contra de Engelzimmer?
Nathan: Sí. Lo intenté una vez. Fracasé, pero me dieron una segunda oportunidad con lo de tu padre.
Roderick: Y eso te llevó aquí, donde el verdugo ésta vez soy yo.
Nathan: No siento odio, no siento miedo. Ni siquiera trataré de resistirme, fue mi pecado y ahora lo estoy pagando. Así que hazlo, no sientas culpa por esta alma condenada.
Roderick: Tranquilo, luego de tu linda historia lo haré tan rápido que no lo vas a sentir.

Nathan se arrodilla, saca su arma y me la entrega como si fuese una ofrenda. Sostengo el arma, apunto a su cabeza y es aquí cuando el pulso comienza a fallarme. Aprieto los dientes fuertemente para recordarme el odio que siento a aquellos que me quitaron todo lo que amaba. Pero en mi cabeza se mezclan el odio con los recuerdos en los momentos que Nathan estuvo y me enseñó a superar cada desafío.

Roderick: N-no. No puedo. No puedo hacerlo. Lo siento.
Nathan: ¿Qué? ¡¿Qué estás diciendo?! Recuerda, idiota. ¡Yo fui quien te quitó todo lo que más amabas!

Al mirarlo a los ojos, no vi más que lágrimas de alguien que intentaba remediar sus errores. A diferencia de lo que me contó de mi padre, él no pedía piedad, él aceptaba el castigo que se merecía por sus actos. Quedé en un estado perplejidad que no me dejaba decidir qué debía hacer, hasta que escuché el sonido de un arma disparándose. Frente a mí por segunda vez, veía cómo alguien era disparado en la cabeza y su sangre impactando en mi rostro. Busqué de dónde provenía el disparo, persiguiendo el rastro de humo, al encontrarlo noté que era uno de los agentes de Engelzimmer. Matando a su propia gente del mismo bando.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 20, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Si lo hubiera sabido antesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora