Después de pasar unas horas en la playa, Astrid y Ray apenas se han secado, pero Astrid se ha dado cuenta de que Ray ha dejado huella en su corazón. Montan en la moto, Ray aparca la moto delante de la cafetería Saluan. Se bajaron, Ray cogió a Astrid de la mano y la llevo a la parte trasera de la cafetería. Sacó una llave y abrió la puerta negra.
- Adentro hay toallas. Pasa.
Astrid entró y se sentó en la mesa donde esa misma mañana había conocido a Ray. Ray le paso una toalla y entró a la cocina. Volvió con una botella de Champán y dos copas. Abrió la botella y sirvió un poco de Champán.
- Las damas primero, toma.
- Gracias, pero no bebo.
- No bebes, no fumas, no tienes ninguna adicción?
Ray se acercó a Astrid y la beso, después le susurró:
- Yo soy adicto a tus besos...
A Astrid las palabras de Ray le parecían lo más cursi del mundo. Pero le siguió el juego y estuvieron besándose hasta que el teléfono de Astrid sonó. Era su padre.
- ¿Papá?
- ¡ASTRID! ¿SE PUEDE SABER DÓNDE ESTÁS?
Astrid colgó el teléfono en ese momento no le aparecía discutir delante de Ray.
- Ray, son las once, a lo mejor deberíamos ir...
Pero Ray la besó sin dejarle acabar la frase. Después de un rato...
- ¿Te llevo a casa?
- No sabes donde vivo.
- Es tarde...anda, indicame.
Eran las 12 el cielo estaba negro y apenas había gente por las calles. Ray iba a toda velocidad por las carreteras de aquel pueblo. Cuando llegaron al edificio donde el padre de Astrid vivía Ray besó a Astrid y seguido de esto le dijo:
- Te quiero.
El corazón de Astrid latía...¿Eran verdaderas las palabras de ese chico?
Astrid se despidió y entró a casa. Su padre la esperó en el salón.
- ¡ASTRID ESTÁS CASTIGADISIMA!
Astrid entró en su cuarto y rompió a llorar, había decepcionado a su padre...Ella nunca lo hace. Se tumba en la cama y coge en móvil. Tiene un mensaje de Ray, ha llegado hace un minuto:
"¿cuando te puedo ver mañana?"
Astrid no responde por ahora. Ha sido uno de los mejores días de su vida...o el mejor. ¿Quién lo sabrá mejor que ella?