Astrid le contó a Ray que ya sabia lo de Tara, pero a Ray le dio igual
- No me tengas rencor,por favor te lo digo. Perdoname, entiende que sin ti nunca estaré feliz. Este amor nunca acabará en mi corazón.
- ¿Qué amor Ray?
- Te amo.
- Ray, dejame lo nuestro pasó.
- La dejaré.
- ¿Eh?
- Dejaré a Tara.
- Vale. Seguirás siendo un cabrón.
- Por favor, te amo.
Ray se acercó a Astrid con la intención de besarla, pero ésta se apartó. Estaba loca por él, qué duda cabía pero no iba a besarle, le odia.
- Ray, explicame como me olvido de todo. Explicame como me olvido de que me engañaste. Yo no voy a estar contigo.
- ¿Me quieres?
- No.
La respuesta era un SI garrafal, pero el rencor sigue ahí. ¿Podrá Ray hacer sentir mejor a Astrid? No. O si.
- Me amas. -dijo Ray sonriendo.
- ¡CLARO QUE SÍ!
- ¿Ves?
- Eh...quiero decir que...¡NO!
Ray podía encandilar a quién quisiera, nunca le resulta difícil enamorar a nadie.
- Mira Ray, puedo volver a casa solista, coge el tren y regresa a tu casa.
- No tengo nada más que hacer. Dame un beso.
- ¿No te ha sido suficiente engañarme, tratarme como una guarra? Hoy vienes defendiéndome de los guays del insti pero mañana cuando tu no estés me harán la vida imposible. ¿Y después de todo piensas que quiero estar contigo?
- Pero...
- Ray, que me dejes. No quiero que estemos ni como novios, ni como amigos. ¿No te parece que ya me has echo suficiente daño?
Y Astrid se dirigió hacia su casa. Ray se quedo anonadado, qué raro. Tenía un nudo en la garganta. Nunca se había sentido así por una chica. Ray intenta no pensar en lo dicho pero no puede una lágrima cae sobre sus mejillas. ¿Qué es eso Ray? Una lágrima llena de dolor.
Su propia medicina.
Por cierto leer mi nuevo libro. +seguiré con este+