Capítulo ocho.

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Tom terminó su pequeño show en el bar sin contratiempos. Sus compañeros se movían de un lado a otro limpiando y acomodando las sillas mientras él guardaba su guitarra en la funda y se acercaba a la barra.

Se sentó en el mismo asiento que había tomado meses atrás cuando conoció a Harry.

Miró su celular y suspiró.

No había abierto los mensajes del ojiverde. Por alguna razón se sentía traicionado, pero no era muy lógico de su parte pensar en eso ya que, bueno, Harry nunca le había dicho en qué trabajaba.

Después de eso y de haber buscado noticias recientes del artista, Tom sabía más del joven de lo que antes había sabido.

Harry Potter vivió en un pequeño pueblo un tanto lejos de Inglaterra, pero decidió mudarse para estudiar en Hogwarts y, justo en las presentaciones finales para su graduación, Albus Dumbledore lo conoció y, momentos después, el joven azabache ya era un reconocido cantante.

Nunca le había interesado la vida de los famosos o, en sí, el mundo del espectáculo. Sólo cantaba una que otra canción de algún artista desconocido para él y listo.

Tal vez si le hubiera puesto más atención a lo que las demás personas solían hablar o chismear, Tom hubiera reconocido antes a Harry.

Abrió los mensajes.

Eran muchos y leyó cada uno de ellos, unos causando más dolor que otros, grabándose en la mente del mayor.

Harry:

No sé cuántas veces lo he dicho, pero sé que no son las suficientes, así que... Perdón, Tom.

Me alegró tanto haberte conocido y que tú no supieras quién era. Me trataste como una persona normal, no como el cantante o el artista con quien todos quieren tener contacto para beneficio propio.

Sí, es algo estúpido, pero no quería que eso cambiara.

No sé si sepas, pero Albus (mi representante, estoy seguro que llegaste a unir los puntos) logró cambiar una que otra fecha y lugares.

...

Sé que no quieres hablarme, lo entiendo. Pero, por favor, te dejo un pequeño obsequio.

Espero verte pronto.

Perdón.

Tom no supo de qué obsequio se refería hasta que, después de levantar su cara, miró a un recién llegado Avery mirándolo con el ceño fruncido.

—No sé porqué tienes esa cara ni porqué Harry sólo vino por unos momentos antes de irse —dijo poniendo una cajita frente a él—, pero dejó eso. Me pidió que te lo entregara antes de alejarse.

—¿Acaba de irse?

—Sí, hace unos dos minutos que se fue...

Tom se levantó y corrió hacia la salida, no sin antes agarrar la cajita que Avery le había traído. Tal vez podría alcanzarlo si salía rápido.

Miró por las calles segundos después de salir del bar. La entrada estaba llena al contrario de la solitaria calle.

Gruñó y dio unos pasos lejos del lugar para tener un poco más de visión, pero sólo logró ver a un Avery saliendo del mismo lugar para alcanzarlo.

»¡Se fue en carro! —murmuró una vez que lo alcanzó, casi perdiendo un poco de su aliento por tratar de correr en un local lleno de gente— Dios, me hubieras dejado terminar.

—¿No te digo nada más? —cuestionó tratando de no mostrar lo decepcionado que estaba por no encontrar a su chico.

—No, sólo me vio cuando colocaba bien el letrero, se acercó a mí y me dio la caja —informó curioso—. Dijo que era un intento para que lo perdonaras y que seguro no querías verlo, por eso me lo encargaba a mí.

—Gracias —cortó sin más.

Avery sólo puso los ojos en blanco antes de dar media vuelta y regresar al trabajo esperando que no lo regañaran.

Por otro lado, la mirada del ojiazul se dirigió a la caja entre sus manos y, después de un largo suspiro, la abrió para ver qué estaba adentro.

Casi se rió al ver lo que estaba ahí.

Dentro de la caja habían dos pases, uno hecho a mano simulando se un pase VIP a un concierto de Tom, como el antiguo obsequio que el mayor le había dado a su niño, y, el otro, que era un pase verdadero para el concierto de Harry Potter con fecha de mañana a las 10pm.

Sonrió con cariño. Por alguna razón le llenaba de orgullo saber que Harry estaba trabajando en algo que realmente amaba. Tom dudaba que el ojiverde considerara "trabajo" a lo que hacía.

Miró las estrellas y sonrió. Definitivamente iría.

Evans.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora