Epílogo parte dos. Final.

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Harry maldijo por lo bajo, hace mucho que los nervios no lo comían de tal forma. No sabía cómo sentirse, estaba feliz, angustiado, emocionado, nervioso...

—¿Cómo se encuentran? —la pregunta salió por las bocinas.

Tom ya había cantado el repertorio, habían acordado que cantarían juntos la última canción, algo así como "cerrar con broche de oro", pero le era difícil al ojiverde estar calmado después de una larga espera.

Sí, había disfrutado del concierto de Tom de maravilla, básicamente estaba a primera fila para verlo y eso le encantaba. Su chico era aún más hermoso en un escenario.

—Muchacho, tranquilícese —comentó Slughorn, el representante de su novio.

—¿Estamos seguros de todo esto? —volvió a cuestionar el mejor, casi chillando cuando alguien del staff le dio su micrófono.

—Ustedes sean felices, Harry —se metió Albus sonriéndole—. Nosotros nos encargamos de la prensa.

Tras decir eso, la señal en cabina fue clara. Los representantes le dieron una seña de ánimo, causando que Harry soltara un suspiro y encendiera su micro.

La banda comenzó a tocar, la guitarra llenó el lugar.

—Entre tanta gente yo te vi llegar, algo en el destino me hizo saludar, —Harry seguía oculto en los costados del escenario, escuchando cómo Tom iniciaba la canción mientras lo miraba. No al público, sino a él— te dije mi nombre y no sé dónde, cómo con un beso me respondes.

Harry sonrió, ya casi era su parte.

»Sólo te importó que te tratara bien, tú de 19 y yo de 23 —Tom estiró su mano hacia él, invitándolos a entrar—: y empecé mis planes para vernos otra vez.

Harry llevó el micrófono a sus labios y cantó su parte mientras salía hacia el escenario.

—Y si pudiera mostrarte —las personas parecieron estar en un pequeño trance, nadie emprendía qué pasaba. Las luces los enfocaron y Harry alcanzó las manos de Tom para aferrarse a ellas—, que estando juntos ya no hay nada que falte —el grito del público no se hizo esperar, estos gritos más fuertes que los gritos que habían lanzado en todo el concierto—; y que a pesar de la distancia te voy a querer.

En un punto de la canción, Harry se perdió. Seguía cantando, pero su Tom lo estaba viendo con una sonrisa entre sus labios que no pudo prestar atención a nada más que los dos cantando.

Como las veces en la estación del tren abandonada o las ocasiones que se quedaban en casa de Tom cantando mientras Harry se acostaba entre las piernas de su novio.

Se sentía pleno de poder hacerlo otra vez, de poder estar con Tom cantando sin importar qué fuera a pasar después.

—¿Cómo te pido que te enamores? —siguió Tom, después de dar un pequeño beso en su frente y voltear hacia el público— Cuando al final no voy a estar cuando tú llores.

—¿Cómo te pido que te ilusiones? —continuó el menor sintiendo el ligero jaló de manos. Tom lo estaba dirigiendo hacia su pecho y él no iba a poner fuerzas para negar eso— Y recortar nuestra distancia con canciones.

—¿Cómo te pido si al final no voy a estar —sus voces juntas formaron una suave melodía, tal vez, más adelante, convenza al mayor para hacer un disco juntos—... cuando de ti me enamore?

Después de eso, Harry se volvió a perder.

Se perdió en los movimientos de Tom, en su suave voz, en cómo lo hacía bailar como las veces que habían compartido en Inglaterra. Se perdió en la suavidad de su voz, en la suavidad de sus caricias.

Evans.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora