Cap. 7

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Una sonrisa se asoma a mi boca
Mientras tus ojos me incitan a pecar
Mi instinto se desborda cuando tú me provocas
"Fragmento de poema
Autor: Fatima Benítez"
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El corazón de un joven enamorado latía desenfrenadamente, sus manos temblaban y el calor lo inundaba, sus ojos sorprendidos no podían dejar de ver a su amigo que se encontraba a centímetros de su rostro, viéndolo, observándolo muy detenidamente, su respiración le daba un ligero calor a la cara del muchacho sentado, ocasionando que se sofocara más, era imposible para el articular una palabra.
- tomare eso como un si- pronunció el rizado, en un susurro, uno que resaltaba más su voz varonil, motivó que hizo al cuerpo de John estremecerse, tragó saliva y solo veía a su amigo acortar la distancia, provocando que su respiración le ocasionara cada vez más y más calor.
De pronto como un golpe le vino a su mente las últimas palabras de Víctor
"Por qué tú y yo compartimos por..."

Las palabras que terminaron aquella oración, retumbaban en la mente de John, ocasionando una gran culpa en su corazón, pensó, que tal vez Sherlock era incapaz de sentir esas emociones, pero, el no era como aquel hombre de mirada calculadora, el rubio no podía besar así como si nada a alguien cuya pareja acababa de morir, al menos se repetía eso en su mente.

Colocó su mano en el pecho de Sherlock, separándolo lentamente, con la mirada escondida, y con su otra mano cubría sus labios. El rizado lo miro confundido, algo muy extraño en el.

- ¿Qué pasa John?

- Sherlock, yo-yo.. lo siento, no puedo, esto es muy repentino, Víctor, tu, no se que esta pasando, pero, siento que esto no es justo, ustedes se querían, no entiendo, a ti a el e incluso a mi, no se porque estoy haciendo esto, yo no soy así- la voz de John sonaba como si fuera apunto de llorar, ocasionando que Sherlock se estremeciera, y se repitiera "otra vez, esta maldita incertidumbre, esta maldita humanidad que John  hace que aparezca en mi, ocasiona que no sepa que hacer, que decir, odio no saber nada, pero, no puedo odiar a John, todo menos eso".

- John yo-

- "porque tu y yo compartimos por Sherlock el mismo sentimiento, por eso, debes de velar por el" esas fueron las ultimas palabras de Víctor, Sherlock, yo no se si tu realmente seas capaz de sentir algo por alguien, pero, Víctor el si te quería y el sabía de mis sentimientos, al principio me enoje, porque aun así se atrevió a besarte, pero, tal vez yo hubiera echo lo mismo, lo siento, pero, no puedo corresponder a ningún beso tuyo, nada entre tu y yo puede sobrepasar una amistad, es lo mejor para ambos.

Cuando Sherlock escucho esas palabras, por primera vez siento el peso de la gravedad, su corazón se paro, pero al mismo tiempo comenzó a latir muy fuerte, y otra vez, esa sensación en la garganta lo atormentaba pero ahora era mas difícil de controlar, quiso salir corriendo de aquel lugar, que por un momento se sintió sin oxigeno, no quería hablar sentía que si lo hacia su voz lo delataría, sin embargo, reunió fuerzas para decir

- ¿estas seguro John? ¿esto es realmente lo que quieres? Ser solo amigos, compañeros de escuela, dos personas que son cómplices, pero, con barreras. 

John se quedo por un momento en silencio, quería gritar que no, realmente tenia ganas de aventarse a los brazos de Sherlock, pero se contuvo, tal vez se arrepentiría, tal vez era lo correcto, no lo sabia con certeza, aun así decidió renunciar a una de las personas mas importantes que hasta ahora había conocido.

- si, es lo que quiero, ahora por favor Sherlock, ve a tu piso- la voz de John sonó fría, algo que realmente lastimo a Sherlock, por lo cual este solo asintió, se levanto de la silla y se dirigió hacia la puerta, tomo la perilla quedándose ahí unos segundo, para después pronunciar.

-¿amigos?

John sin moverse de su lugar, sin mover su rostro o su mirada, sin siquiera tener fuerza para respirar o parpadear, porque creía que si lo hacia, cedería a la mirada que vio en el rizado, pronunció firmemente

- solo amigos

Sherlock cerro los ojos, respiro profundamente, abrió la puerta y se dirigió a su piso, dejando en aquel cuarto a un joven confundido, triste y molesto consigo mismo.

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Esa noche fría de Londres, un hombre de cabellos rizados, ojos enigmáticos y corazón frio, conoció por primera vez las lagrimas, el dolor y el sufrimiento, esa noche se prometió, que seria la primera y la ultima vez que sentiría tales emociones, tales desventajas y debilidades, el nombre de John Watson, estaría presente para recordarle que las emociones, deben ser borradas o en su defecto reprimidas, se dijo que lo intentaría, pero, muy en el fondo sabia que no lo lograría, olvidar a John, a su John, pero, a pesar de todas las dudas, se despidió, de un futuro que jamás existiría y agradeció por el pasado, que prometió algo hermoso, y por ultimo, se despidió de aquella persona, que pensó era única, y asi en un cuarto pequeño, pero frio, se escuchó un suave susurro lleno de tristeza, melancolía y algo de impotencia.

- adiós... John.

La incertidumbre de un corazón frío Donde viven las historias. Descúbrelo ahora